Hasta el momento, el presidente Luis Abinader ha ejercido un gran liderazgo en la conducción de la nación.
Sus iniciativas y su retórica anti corrupción, han tenido una cálida acogida por parte de la población en general… la gente en su mayoría luce contenta con su gobierno, hasta ahora.
Y es que desde la inauguración de su término de cuatro años, se inició de inmediato un accionar muy diferente al que nos tenían acostumbrados todas las otras administraciones anteriores.
Fue agradable y satisfactorio, el hecho de que el mismo presidente liderara todas las iniciativas tendentes a modificar la forma de hacer justicia, ejecutando cambios en la dirección de ese estamento del Estado, tan desacreditado por su negligencia endémica y la descarada complicidad con las mafias y las corruptelas capitaneadas desde las alturas del poder político y económico.
El que suscribe, fue gratamente sorprendido y se llenó de optimismo al descubrir en el nuevo mandatario características muy positivas, que desconocía de su capacidad de liderazgo.
Fue muy alentador ver como se activó el ministerio público bajo el nuevo liderazgo en la procuraduría general y en la fiscalía, sacando del olvido los engavetados expedientes de corrupción archivados descaradamente llenando de ira contenida a lo más sano de la sociedad dominicana, que observa impotente el accionar impune de la delincuencia política que en nada se diferencia a la creciente delincuencia común.
El grupo implicado en el caso de los sobornos relacionados con el escándalo de mega corrupción protagonizado por la la empresa constructora brasileña, ODEBRECHT, quizás hasta pensaba que se había librado de pagar por su culpabilidad al recibir felizmente las coimas repartidas. Sin embargo ese grupito de personajes hoy ricos o más ricos por dichos sobornos, sorpresivamente, ha tenido que volver al banquillo de los acusados; personajes a los que esperamos que les caiga todo el peso de la ley.
Algo que también sorprendió muy gratamente a la gran mayoría de los dominicanos fue el anuncio de la construcción de una doble verja perimetral en la frontera dominico-haitiana, es decir, un muro, el cual puede ser construido por una empresa israelí con experiencia en la construcción de ese tipo de estructura divisoria para el control fronterizo.
La construcción de un muro en la frontera era reclamado por diferentes sectores de la sociedad, preocupados por la masiva en incesante penetración de habitantes del país vecino, que huyen desesperadamente de la miseria generalizada y la inestabilidad perenne que impera en Haití desde hace bastante tiempo, sin que se vea una luz de esperanza al final del túnel.
Es pensando en el peligro de que se produzca una intempestiva invasión masiva de haitianos, la cual se pueda originar por la profundización de la crisis imperante allí que el gobierno actual ha decidido construir la pared fronteriza, la cual serviría de muro de contención que evitaría esa eventual estampida de masas incontrolables tratando de cruzar la frontera. De manera que le damos la bienvenida a la construcción de esa verja perimetral tan necesaria.
Felicitamos al presidente por tan acertada iniciativa… esperando que se construya de una manera que sea en la posteridad, un orgullo nacional, por su utilidad y eficacia; ya que la nación es una propiedad de todos los dominicanos y necesita ser protegida de los intrusos que pretendan violarla, como sabemos que ha sido violada constantemente por delincuentes, desesperados ciudadanos buscando mejoría, traficantes de todo tipo de drogas, armamentos, vehículos de motor, entre otros.
Autor: José Flández