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20 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

“Yo hablo”. ¿De qué señor presidente?

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Con esa afirmación, aparecida como noticia de primera plana en el medio “HOY”, edición de fecha 27-10-17, que obviamente lució para salir del paso, respondió el primer mandatario de la nación a los periodistas que le cuestionaron, tratando de conocer su parecer respecto del comunicado emitido por la Sociedad Dominicana de Diarios (SDD), con relación a la poca frecuencia con que el mismo se somete a preguntas provenientes de los informadores públicos, en pleno ejercicio de sus labores.

¡Qué más quisiera la gente en este país, que oír la voz informativa y orientadora de su presidente! Pero, con el mayor respeto que él merece, por su alta investidura, y hasta como persona en sí, se puede decir que su afirmación está muy lejos de la verdad. Las muestras están de sobra.

Sus palabras solo suelen escucharse públicamente de ordinario, durante las llamadas visitas sorpresas al interior que realiza, por el propósito que subyace en esas; “se está casi obligado” en aquellos entendidos escenarios electoreros, según es lo que se infiere.

El grueso de los dominicanos está deseoso de escuchar sus alentadoras palabras, como conocer sus opiniones, aun sea a través de la prensa escrita local, en torno a las principales situaciones calamitosas y apremiantes que vienen acosando a sus gobernados, sin que nadie les oriente debidamente, incluido usted, en términos de las soluciones oportunas que se procuran; las gestiones que se realizan; y, las esperanzas a cifrar que se pueden tener.

Es más, muchos aquí quieren escuchar su voz, como presidente con años de gestión, hasta para ver si el tono no le ha cambiado, producto de la borrachera que por lo regular provoca el poder.

¡Pero, qué va! La ciudadanía continúa quedándose con el deseo de algo escucharle decir, o leer de usted, en pos de satisfacer inquietudes “aguijoneantes”; saber en qué pie está parado el país; y, si hay expectativas halagadoras que puedan mitigar los desasosiegos presentes, etc., etc.

De igual forma, qué se está haciendo para combatir la alarmante corrupción estatal, decorada con la impunidad de estilo, que sin duda han proseguido ambas mayor que antes, con ahínco durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo nunca esperado entre los dominicanos, tras la ida física de su mentor y guía primigenio, el gran maestro a emular y honrar póstumamente. ¡Qué gran chasco ha sido todo! ¡Ay, si don Juan pudiera ver, y aquilatar las actuaciones a posteriori de sus ex-alumnos!

Además, el escenario de delincuencia, criminalidad, narcotráfico y drogadicción en que ha sido convertida la nación dominicana; el debilitamiento de sus instituciones bases; y, la real situación económica del país, al margen del seudo crecimiento y desarrollo que tanto se cacarea, para embaucar a los tarados que aún quedan en esta Tierra, azotada y saqueada por los políticos de nuevo cuño que se gasta su sociedad.

¡Hable señor presidente!, y no solo diga que lo hace, como respuesta de momento.

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