EL NUEVO DIARIO, INTERNACIONAL.- Tras más de dos décadas y media de carrera ininterrumpida en los banquillos NBA, sería lógico pensar que el oro olímpico logrado por Gregg Popovich el pasado agosto podría saciarle como para plantearse la retirada. Pero, según reporta Kurt Helin para la NBC, el logro solo le da más fuerzas para continuar. Los Spurs han comenzado la temporada con una victoria en tres partidos y la plantilla no hace presagiar una mejora significativa en el largo plazo. Pese a ello, Popovich no frunce el ceño. «Sigo sonriendo. Estoy tremendamente emocionado con esta temporada».
El maestro de los banquillos deja una ristra de pupilos interminables tras de sí. Muchos de ellos riegan los puestos de entrenador jefe en la NBA y otros tantos le acompañan en sus aventuras con la selección estadounidense. Y todos ellos, especialmente los más cercanos a su figura durante los últimos meses, coinciden en que la victoria de Tokio le ha revitalizado. «No creo que Popovich haya sentido una presión así en su vida» asegura James Borrego, antiguo asistente de Gregg. Ime Udoka, que lo ha visto desde dentro, reafirma las sospechas. «Solo ver el alivio que le ha supuesto y haber logrado quitarle ese peso de encima ha sido muy gratificante para todos nosotros».
Durante el training camp de los San Antonio Spurs, los rumores hablaban de una posible retirada a final de curso incentivado por el más que posible récord de victorias como entrenador en la historia de la liga. No obstante, los que le conocen admiten que la edad afecta a Popovich de forma inusual. Mientras otros se hacen más férreos y tozudos en sus convicciones, Pops se adapta, y está deseando jugar con un grupo que le obligue a acelerar el ritmo. «Voy a disfrutar de entrenar a un equipo así».
