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19 de abril 2024
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OpiniónRolando RoblesRolando Robles

Gracias comisionado Vila Del Castillo

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Es muy posible que al Comisionado Ejecutivo para la Reforma Policial, José Pepe Vila Del Castillo, de nacionalidad española y por tanto “extranjero” en estas tierras, le faltó un poco de “tacto político”, algo que él, por la naturaleza de las funciones aceptadas, debía dominar a cabalidad. Cuando se habla a terceros, que tienen costumbres e intereses diferentes a los nuestros, como es el caso que nos ocupa, hay que hacer acopio de la mayor prudencia posible, a fin de no dejar “cabos sueltos” que pudieran ensombrecer la exposición.

Sin embargo, el incidente generado por la oportuna denuncia, que condujo al entuerto indeseado, nos trae un escenario mucho más valioso para la discusión pública, que las protestas -evidentemente cómplices- expresadas por los aludidos ex jefes de la Policía Nacional y sus compartes, en los medios de comunicación locales. El impasse permitirá nos aclarar algunas cosas al respecto y además, expresar un deseo que me sale desde el interior de mi alma.

Lo primero es que el titular de este humilde trabajo no es fruto del ambiente navideño que ya nos embarga y que, por lo general, nos lleva a reconocer las buenas acciones de gente que ni siquiera conocemos. No, lo que nos mueve hoy es el deseo de felicitar y respaldar los pronunciamientos de la comisión para la reforma policial y dar gracias a su titular don José Vila Del Castillo, por decir en voz alta lo que todos estamos pensando y que parece no nos atrevemos a confesar.

 No hay un solo dominicano decente que no reconozca los hechos denunciados. Es muy cierto que la Policía Nacional es corrupta desde arriba hasta el nivel mas bajo, desde la superficie hasta la capa más profunda de su estructura y desde los tiempos mismos de su creación, hasta el día de hoy aunque, admitimos, también ha disfrutado de efímeros períodos de respeto a la institucionalidad.

Ahora, quienes se oponen a este juicio -por suerte, un exiguo puñado de ciudadanos- tratarán de confundir el hecho con un acto de intromisión en los asuntos internos de la nación dominicana, y de paso, desprestigiar el proceso de reforma y adecentamiento que está en marcha y que esperamos alcance, cuando menos, algún nivel sustancial de avance y afianzamiento de la institucionalidad. A eso aspira la ciudadanía, a tener un cuerpo policial decente y confiable, donde reine la eficiencia funcional corporativa.

Aunque sabemos que, el grado de eficiencia y confiabilidad que demandan los tiempos modernos, no se podrá materializar sin un claro y constante avance en el concepto de “ciudadanía responsable” en las diferentes capas sociales de la población. El éxito solo se podrá alcanzar, combinando la voluntad política de las autoridades, algo que ya se ha manifestado en las acciones del Presidente y la participación activa de la población.

Es que las buenas cosas no suceden de manera aislada, ni por arte de magia o por la simple intención de las partes envueltas en el proceso. Es obligatorio integrar en la solución, a los futuros beneficiarios del esfuerzo planteado, explicándoles con detalles los planes y que ellos, a su vez, los entiendan y los conviertan en metas propias.

Para tirar de una carreta cargada hasta el tope de su capacidad, y conducirla por esos zigzagueantes e intransitables caminos, evitando que se nos salga de la ruta planeada y que la carga llegue a su destino en el tiempo estimado, se necesita algo más que una yunta donde los bueyes siempre halen parejos; pero además, se demanda contar con un carretero experimentado, de manos firmes e intención incuestionable. Ese requisito último, tal como les dije antes, ya ha sido alcanzado.

Esta pretendida metáfora, pienso que explica la importancia que a mi juicio, envuelve el plan de reforma de la Policía Nacional. Es un trabajo arduo e indeseado en los mandos superiores tradicionales de la institución, pero a su vez es absolutamente necesario e impostergable; y por demás, un proyecto de magnitud gigantesca, donde el presidente Abinader pone en juego su prestigio personal, el de su gobierno y el de su partido.

Volviendo a la inusual declaración del comisionado Vila Del Castillo, su denuncia nos pone en la disyuntiva de tomar partido en favor de la reconstrucción de una Policía Nacional como todos deseamos o sumarnos a las voces de algunos irresponsables y corruptos antiguos jefes de la institución que, sin un ápice de decencia, pretenden justificar las bochornosas acciones que protagonizaron por años y de las que deberían avergonzarse de manera pública.

Por el momento, y mientras les llega el tiempo de explicar el origen de sus fortunas, la paz pública agradecería que nos brindaran, cuando menos, su silencio personal.  

De nuevo, gracias don José Vila Del Castillo por su valentía al diagnosticar y denunciar con tanta certeza uno de nuestros más antiguos y perniciosos males; y por ayudarnos a pavimentar el camino de la institucionalidad, en un organismo tan importante para el mantenimiento de la seguridad ciudadana, como es la Policía Nacional.

 

¡Vivimos, seguiremos disparando!

 

POR ROLANDO ROBLES

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