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25 de abril 2024
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Gobierno combate lucha patriótica con improperios

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En el proceso de liquidación de la soberanía nacional el gobierno ha jugado un papel esencial. No se trata solamente de las decisiones que lesionan esta condición en el terreno de los hechos, sino que, tras las acciones comunicacionales de algunos funcionarios, se hace patente una ofensiva para sembrar de estereotipos a los dominicanos que reclaman controles migratorios y respeto a derechos fundamentales como salud, educación y empleo, entre otros.

Como vocero del gobierno, a Roberto Rodríguez Marchena le ha tocado un rol de primer orden, coincidiendo en sus insultos con los improperios que la prensa internacional suele lanzar al mismo gobierno y a nuestra sociedad en su conjunto, cuando dice que el Estado dominicano es “racista” y “xenófobo” y que además promueve el odio hacia los haitianos, entre otras lindezas.

No solo se trata de los tuits que a principios de mes el funcionario emitiera, a raíz del video que filmara una médica dominicana, indignada por la cantidad de extranjeros que ocupaban la sala de cuidados intensivos del hospital Darío Contreras, sino que en él se trata de una conducta reiterativa.

En la edición del 3 de marzo del 2015, del diario digital Acento, Rodríguez Marchena se destapó con esta joya: “Hay muchas concepciones que se pueden tener de la Patria. Usted puede tener una concepción de la Patria excluyente, una patria racista, una patria xenófoba…nosotros tenemos una concepción de la Patria muy distinta…”

En otro segmento de esa misma información, el funcionario recalcaba las diferencias entre dichas “concepciones de Patria”: la que “piensan los neonazis, los fascistas”, a la que piensan los “demócratas” y “liberales”. Hay que precisar que, si bien él se refería a un sector político bien identificado, como el que encarna la Fuerza Nacional Progresista, tales epítetos le caen por extensión a todos los dominicanos que reclaman control migratorio (cuyo número aumenta cada día, para desespero del gobierno), aunque no tengan nada que ver con dicho partido, que ¡oh, prodigio! hasta un poco antes de las elecciones del 2016 era un fiel aliado peledeísta.

Las sanciones

Es preciso destacar que las agresiones verbales son sólo el preámbulo de acciones más contundentes, como la sanción que fue aplicada por el director ejecutivo del Servicio Nacional de Salud a la dama que colgó en las redes el video de la sala de cuidados intensivos del Darío Contreras.

La acción del Dr. Chanel Rosa Chupany fue apoyada por Rodríguez Marchena, en un intercambio de tuits entre el vocero y otros funcionarios, en los que se despachó con los consabidos calificativos en contra de la médica y de un tuitero que criticó a Rosa Chupany: “nacionalistas”, “xenófobos”, “racistas”, y claro, las etiquetas se extendieron a la gente que de manera casi unánime apoyó la denuncia.

En marzo pasado el gobierno sentó un precedente cuando envió a la justicia a un jovencito que subió un video a las redes, en el que llamó “traidor” al presidente Danilo Medina, en clara protesta por el desorden migratorio que se ha exacerbado en los últimos años. La reacción de muchos de los navegantes virtuales osciló entre la defensa del acusado y las críticas a la acción del gobierno por considerar las sanciones excesivas.

Como elemento adicional muchas cuentas de los activistas de los grupos patrióticos en las redes, especialmente de Facebook, han sido sacadas de circulación luego de ser reportadas, como si las persiguiera un enjambre de inquisidores virtuales.

Monchi y Peralta también

Pero los comentarios destemplados no se limitan al vocero, sino que cubren un trayecto más amplio. En la edición del 16 de junio de 2014 del periódico Acento.com figuran unas declaraciones del entonces ministro de Interior y Policía, José Ramón (Monchi) Fadul, relativa a la iniciativa de construir un muro en la frontera, del ex diputado Vinicio Marino Castillo.

El funcionario no solo ridiculizó la propuesta, sino que la demonizó, cuando dijo que ésta le producía el temor de que también se planteara la instalación de hornos en la zona fronteriza. “Por como van las cosas, un día pedirán hornos en la frontera para incinerar haitianos”, aseguró. Otras declaraciones apuntan al menosprecio. En una ocasión el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta aseguró que el pueblo dominicano piensa “con el estómago”.

Es preciso destacar que la primera semana de abril pasará a la historia como uno de los períodos de más ruidos comunicacionales y denuestos, entre los que resaltan los ya citados tuits de Rodríguez Marchena y de los funcionarios que decidieron acompañarlo en la faena; las declaraciones del presidente Medina en referencia a la oferta hospitalaria pública, quien aseguró que ésta no tiene nada que envidiarle al sector privado.

En la edición del 5 de abril del Diario Libre, un titular resalta lo siguiente: “Danilo dice clase media puede confiar en servicios públicos de salud, “si no lo hace es su problema”. Medina también afirmó que “es su problema”, si los miembros de la clase media tampoco quieren usar las escuelas, con lo que se lavó las manos en torno a los inconvenientes que impiden y dificultan el acceso de miles de dominicanos a los centros de salud y educación estatales.

Finalmente, el senador y presidente del PLD en La Vega, Euclides Sánchez, cerró “con broche de oro”, cuando restó importancia a las inundaciones en el proyecto habitacional El Riíto, que construye el gobierno en la zona de influencia del río Camú, el cual sufrió un desborde luego de copiosos aguaceros.

“Por las inundaciones de anoche del Riito de La Vega no hay que preocuparse, en ingeniería todas las obras se ponen a prueba, ésta es una de ellas, a pesar de que está en proceso de construcción. Ahora les toca a los técnicos reforzar los puntos débiles”, dijo el legislador en su cuenta de Twitter, quien al parecer nunca se enteró de que muchos de los habitantes de la zona habían advertido el peligro de que el río pudiera anegar dichos terrenos. La obra tiene una inversión aproximada de RD$3 mil millones, y se calcula que impactaría a unas 225 mil personas, de acuerdo a las cifras oficiales.

Por Camelia Michel

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