Gobernar: entre la estabilidad y el cambio

Por Julian Padilla martes 23 de mayo, 2023

Uno de los principales factores que traen desasosiego en la sociedad dominicana y que se desprende de la misma cultura y ambiciones políticas, es la necesidad de prometer un montón de cosas sabiendo de antemano que no se van a cumplir y que ni siquiera se harán los intentos para ello.

Algunas promesas son obvias y provienen el acontecer nacional de los gobiernos de turno y que alimentan la oferta electoral de los partidos y personajes opositores que aspiran dirigir la cosa pública.

Esto no tiene algo de novedoso, pero debe ser el inicio de estas expresiones. Porque principalmente por esa misma cultura política dominante, luego de que somos gobierno, somos incapaces de reconocer las cosas que están bien y pasamos a destruirlo todo, a sustituir buenas prácticas, servicios públicos exitosos, para poder decir que hemos dejado una marca al paso por el gobierno.

Otros paradigmas típicos de nuestra cultura política, que todos sin excepción lo tienen en el fondo de su corazón, claro no lo dicen nunca al público: Ahora sí, mira lo mal que lo hace, ahora tenemos chance nosotros, ataquémoslo por ahí!.

Por eso decimos a boca llena, que los políticos dominicanos y eso incluye a funcionarios, legisladores y sus opositores, ninguno piensa, ni le interesa realmente el país, la nación, sino que al que este le vaya mal, para tener la oportunidad de gobernar.

Por eso no se escapan en el mundo de las especulaciones de sabotajes, de marchas, protestas dirigidas estratégicamente desde la oposición o por caballos de Troya, desde los mismos partidos de gobierno, porque es más importante yo tener la oportunidad a costa del mal trabajo del otro, que se resume en la continuidad del pago de los platos rotos por parte de la población.

Existen otros paradigmas en la forma de ver, pensar y actuar de las fieras políticas que abundan en la selva dominicana. La gran mayoría padece de un altísimo grado de narcisismo, decorado con una inexistencia real de empatía y que los ubica con un alto pasivo delincuencial, que solo necesita cual depredador natural, la oportunidad de tocar las arcas públicas en algún cargo con presupuesto.

Sino pregúntense, como se justifica que jóvenes con recientes escándalos y con una primera oportunidad de estar al mando de una entidad pública, salgan todos sin excepción enlodados por corruptos. Ah pero la clave es el paradigma fundamental de la política dominicana: Somos gobierno a lo que vinimos, pero sáquenme lo mío!.

Hace como 10 años un vecino que estaba enrolado en la política, me decía: esto se maneja así, si el partido gana a mí a hay que darme 50 cargos, yo reparto 10 con sus nombramientos y los otros 40, busco a gente amiga que me endose los cheques. Así recibo mi cheque más esos cheques. Y si es en el caso de contrataciones o de permanecer en un cargo, me decía, fulano de tal administrador de tal o cual entidad, recibía la bella dama y ella le cruzaba las piernas y le preguntaba y es verdad que me vas a cancelar?. Evidentemente de ahí salía la próxima salida, pero también la promoción de la joven pintoresca.

Esos paradigmas están ahí en nuestra política y no les gusta oír esto, pues qué pena. Solo les cuento esta historia que ese amigo de la política me contaba.

Pero la idea de compartir este tema con ustedes no se fundamenta en estos ejemplos de paradigmas hartamente conocidos en la parte operativa de la política de nuestra Dubai del Caribe, marca país en tantas cosas.

La idea es señalar, que precisamente por todas estas malas prácticas y una más, tal vez más importante por aquello del financiamiento de campaña y es las mil tres iniciativas que se tramitan al congreso nacional por iniciativa legislativa o por iniciativa del mismo poder ejecutivo. Para cumplir con esos financistas, aunque esto implique sentar el desasosiego en la población dominicana.

Este es el tema, porque el proceso de implantación de un paradigma, y no me refiero a estas malas prácticas comentadas, sino a decisiones que implican un cambio real en la forma de hacer las cosas, por razones estratégicas o no, encuentran un estatus quo que es desterrado y sustituido por una nueva forma de operar.

El ciclo típico es que mientras no surge una nueva forma, hay una comodidad de la población, pues sabe a qué atenerse, se ha acostumbrado al cómo se hacen las cosas y ya cuenta con una rutina para buscar o recibir servicios públicos, para citar un ejemplo.

Pero cuando nos pasamos los años de un gobierno, intentando introducir cambios por introducirlos, casi siempre dañamos lo que estaba bien y entonces la gente termina irritándose y comparando la excelencia anterior con la mediocridad de lo nuevo.

La mayor parte de las veces en estos cambios el paradigma real es el beneficio que algunas personas podrían tener de manera privada por la denominada innovación. Y no porque en se quiere prestar un servicio lógico, efectivo y gratuito a la ciudadanía.

Y esto es evidente si comenzamos a buscar ejemplos recientes basados en APP o fideicomisos.

En algunas ocasiones hemos dicho y ahora lo reiteramos, que tal vez el congreso nacional debería tomarse un año sabático con todos los gastos pagos, incluyendo los barrilitos y cofrecitos y de esta manera harían menos daño al país que creando diabluras y normativas.

Es que no dejamos descansar a la población cuando ya venimos con otro invento.

Si un nuevo gobierno encuentra y sabe que ciertos servicios funcionan correctamente y que la gente lo percibe así, ¿porque deteriorarlos?. O porque no concluir obras que el pasado gobierno inicio?. O porque tomar prestamos mas allá del periodo de gobierno y dejándole el problema a los nuevos funcionarios?

Sé que ustedes quieren un ejemplo, se lo noto en la mirada, pues aquí les va uno que se ustedes tienen en la punta de la lengua. Pasaportes: usted sabe el avance que tuvo el proceso de sacar o renovar el pasaporte hace 10 años?. Y ahora usted tiene que invertir un tiempo precioso en varias visitas para poder obtener el nuevo o la renovación.

Otro ejemplo, porque sabiendo que la mayoría de las personas utilizan el peaje y lo pagan en efectivo, ¿Por qué especializar la mayoría de los carriles en paso rápido, que implica el prepago por una suma mayor para tal vez pasar una vez por ese peaje?.

Y podría seguir citando ejemplos de servicios públicos que se deterioran o que se intentan introducir como nuevos paradigmas, pero que si no cuentan con el apoyo de la población, sencillamente el ciclo de extinción del paradigma se acelera, (muere como muere un producto malo y hay que sacarlo del mercado).

Gobernar y gestionar el cambio por ende, debe permitir la curva de aprendizaje de la gente, la curva de adaptación o aceptación y estar abiertos al potencial rechazo, pues al fin y al cabo, el Estado pertenece al Pueblo Dominicano no a los funcionarios. Aunque algunos logran contratos de varias décadas y les importa muy poco el cambio de gobierno. Por eso, mucho cuidado con las APP y los fideicomisos. Existen algunos riegos de que con nuevos gobiernos, la seguridad jurídica de estos adefesios tengan que retornar al lugar de origen.

Mantener un equilibrio entre la estabilidad y el cambio, da la oportunidad de una modificación suave del status quo para la creación de una nueva rutina, una nueva zona de confort.

¡Gobernemos para la nación, no para sectores o compromisos personales!.

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