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25 de abril 2024
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¡Bondad: Mira hacia delante!

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«Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos (…)».

Gálatas 6:10

En sociedades como la nuestra, gozamos de un sinnúmero de Héroes sin Capa.  Algunos (de ellos están) en los barrios arrinconados; incluso, antes de haber realizado una ayuda humana fueron primero estigmatizados y rechazados.  -Quizá- por sus apariencias físicas o aspectos culturales o códigos de vestimenta. O porque se peinan, hablan y caminan diferentes. Quizá, usan pantalones a la mitad de los glúteos y caminan de medio lado con un tumbado [a lo Pedro Navaja]. O, porque reciben distintas influencias musicales como el rap. O, porque su raíz social proviene de piel blanca o negra, moño «malo o bueno»; educado o no; O por tantas excusas más sin asidero.

A no ser una cosa o la otra, en el fondo son gente buena. Gente que no lo piensa dos veces para ayudar al prójimo.  Para auxiliar, socorrer al vecino que está infartándose, o se le quema la casa, o tiene un accidente, o una mujer está a punto de desembarazarse [dar a luz] y ella en ese segundo está sola en la casa sin el esposo, sin los hijos, sin la familia porque «mejor es un vecino cerca que un hermano lejos “según Proverbios 27:10. Este es el héroe sin capa que solo mira delante; y, llama al 911; se sube en un motor; hace malabares, detiene el tránsito; hace lo que sea para salvar a la persona de una situación complicada que le agobia. Por eso, sin temor a errar, esta virtud es providencial. Impartida directamente por el espíritu de la piedad y la misericordia que viene de Dios.

El libro más importante a nivel mundial de todos los tiempos es la Biblia.  En este libro se encuentra el diseño instruccional útil para ayudar a naciones y a países en la reconstrucción y conformación de los pueblos, incluso, desde el origen.

Para poner en contexto el enunciado más arriba mencionado, explico lo siguiente: Un hombre o una mujer no se definen si es buena o mala gente por el mero hecho de tener hábitos y costumbres de clases distintas. Sabemos que en psicología existen patrones y métricas útiles para acercarse el grado que valora la bondad, pero no la cuantifica. Si realmente la bondad pudiera cuantificarse sería interesante saber a ciencia cierta cuál es la porción o el promedio de bondad del pueblo dominicano, y sé que daría un valor altísimo.

Tanto es así que eso en partes, podemos constatarlo a diario con miles de ángeles sin alas que aparecen en las vías, calles, caminos vecinales, en las aceras mirando hacia delante listos para a hacer el bien. No importa que este lloviendo, o gran oscuridad se apodera del sector o de las esquinas de los colmados, o de la estación de motoconchistas y paradas de transporte público, no importa nada.  En su espíritu de bondad ya todo está decidido ¡ayudar! Eso abarca el complejo cuidado de urgencias en los centros de salud (…). Personas sin conocerte salen a tu encuentro y brinda la ayuda; solo los ángeles tienen esta capacidad.

Ante todo, a través de la bondad los pueblos aumentan la probabilidad de cultivar el amor al alrededor de una lámpara encendida que irradia salud y el bien común.  Por eso, todos y todas desde nuestro lugar de influencia fomentemos, promovamos y celebremos las buenas obras que realizan nuestros héroes sin capa en las calles sean grandes o pequeñas.

 

Por Matías B. Reynoso Vizcaíno

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