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20 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Un fuerte ajuste fiscal sí! ¿Por qué, no menos corrupción estatal?

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Claro, la corrupción y los despilfarros de los recursos que los pueblos ponen en manos de sus gobernantes, a través de las gravosas cargas impositivas que les imponen, son los que originan las faltas de liquidez, que motivan la concertación de empréstitos con el exterior; y, la ventanilla del Fondo Monetario Internacional (FMI) de ordinario está a su disposición, siempre y cuando sus condicionantes injerencistas sean aceptadas.

Es por ello que, nunca sus recomendaciones van directamente en esa línea. Obviamente, no conviene al organismo prestamista internacional. Sí, el sugerir fuertes ajustes fiscales, para procurar el retorno oportuno de los recursos que faciliten, sin importarles los efectos nocivos que se deriven hacia la población menos pudiente, la cual es, en definitiva, la que tiene que pagar todos los platos rotos, por la corrupción política y la impunidad compañera, a la que contribuye dicha entidad, a través de los préstamos que otorgan.

En esta ocasión, los representantes del afamado organismo extranjero, que muchos han osado hasta llamarle “tumba gobiernos”,  por las medidas que imponen, y que siempre van en contra de los pueblos, las que provocan  reacciones contestarías obvias, y se promueven sin reparo alguno, reunidos con sus cajas de resonancia locales, el “titerato” acólito gubernamental y empresarial, le pidió al Gobierno el que se aplicara “un fuerte ajuste fiscal”, según publicara como noticia de primera plana el medio “Listín Diario”, edición de fecha 5-2-18.

Lo mismo de siempre, “la ley del embudo”, lo ancho para el Gobierno, y lo estrecho para la población generalizada. Ahora el “tablazo fiscal”, se está justificando con los factores siguiente, entre otras cosas.

“Garantizar la sostenibilidad de la deuda”.

De ahí se infiere que, de ser así, se podrá seguir cogiendo dinero prestado, constituyendo el FMI una opción primaria, por supuesto.

Se debe recordar que, esa entidad tiene a su cargo la búsqueda de mercados a nivel de los países tercermundistas, principalmente, para la colocación de los excedentes de capital de los ricos del mundo, bajo la modalidad de empréstitos condicionados que permitan agenciar mayores beneficios para esos “turpenes” acaudalados, como las intervenciones y los narigoneos de estilo.

“Bien lo dejó dicho el gran maestro Juan Bosch, a manera de mensaje lapidario, digno siempre de recordar: “el Fondo Monetario Internacional es una maquinaria de poder mundial encargada de defender los intereses de una minoría de familias archimillonarias en perjuicio de los millones y millones de hambrientos de los pueblos pobres del mundo, entre los cuales está la República Dominicana. Por eso, negociar con el FMI es una forma de traicionar a los pueblos del Tercer Mundo.” (Transcripción de un artículo anterior).

“Sacar provecho al favorable ciclo económico por el cual atraviesa el país”.

“¡Tremenda bonanza numérica!” El tan cacareado crecimiento económico local de los últimos tiempos, y que le ha sido vendido como muy cierto a los representantes del FMI, no es más que un bulto teórico embaucador politiquero – lo que se ve a nivel del pueblo es otra “fragancia -, determinado en base a números fríos, maquillados en lujosos despachos. “Del dicho al hecho hay mucho trecho”, como reza un refrán popular.

Tan contrastante resulta el mismo, que anualmente el país debe recurrir a nuevos endeudamientos, incluyendo aquellos que hipotecan la soberanía nacional – emisión de Bonos -, para poder cubrir los déficits presupuestarios que se verifican cada año.

Esos parámetros que utiliza la llamada ciencia de los gráficos y los promedios estadísticos para las determinaciones de ese tipo – crecimiento económico -, tienen que ser revisados, pues nunca arrojan realidades concretas.

“Los desafíos futuros a los que se enfrenta el país ante las condiciones financieras mundiales”.

La mejor manera de prever sobre esas eventualidades futuras sería, entre otras cosas: el combate frontal a la corrupción estatal, y promover la cero impunidad relativa; controlar los gastos públicos, y el despilfarro de recursos estatales; la disminución del endeudamiento externo galopante, precisamente, etc. No es un fuerte ajuste fiscal lo que más se necesita, que implica un inexorable aumento de la presión tributaría, con efectos traslativos hacia toda la población. Es evidente que, a los sugerentes en parte les conviene.

Lo más probable es que, la misión última del FMI que visitó el país, con “motivo de las evaluaciones normales que realiza el organismo en el artículo IV”, ande detrás, más que otra cosa, de que el país se aboque a firmar un nuevo acuerdo de préstamos con dicho organismo, ya que ese es el fuerte de su trabajo.

Se entiende que las revisiones y evaluaciones de las economías en los países prestatarios por parte de ese organismo crediticio, no es más que una excusa ordinaria, en busca de que se continúen endeudando con el mismo.

Cuál nación en la que el FMI haya estado “metiendo la cabeza” ha logrado un verdadero crecimiento y posterior desarrollo económico, o simple estabilidad. ¡Esa es la gran pregunta que asalta! Todo lo contrario, se ha visto. Mayores problemas se han producido. No han logrado salir a flote.

Sólidos referentes aseverativos se tienen en ese tenor. ¡Qué le pregunten a Joseph E. Stiglitz!, o se lean su obra: “El Malestar en la Globalización”, en la que expone con amplitud sobre la esencia real de la referida institución.

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