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19 de abril 2024
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OpiniónCarlos Martínez MárquezCarlos Martínez Márquez

Fidelidad y lealtad, ante todo

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‘’Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres’’. Emiliano Zapata

Un buen amigo va a depender de la consistencia a largo plazo de lo que haya sido una sólida amistad, como para decir ‘’tengo un amigo’’— es algo que tiene que ver con una serie de requisitos vinculados a un sin número de valores que llenen nuestras expectativas respecto a los demás.   Ser leal, como condición humana, es fundamental en nuestras vidas. El amigo tiene que estar exento de cuestiones inalienables que le haga merecer de su condición, como para  no afectar ‘’socialmente’’ a sus vínculos más cercanos.

A veces no estamos preparados para escuchar las cosas que tenemos que escuchar, y eso es precisamente una valoración que debemos ponderar cuando proviene del amigo, ese amigo que pocas veces hacemos caso al tratar de hacernos ver las cosas desde otra óptica. En la mayoría de los casos tendremos personas que están llenos de hipocresías y son los menos calificados para llamar nuestra atención en momentos complicados y trascendentales. Muestran la cara, pero no revelan el sentir de una buena lealtad y amistad.

La amistad no surtirá efecto si no perdura en el tiempo, muchas veces, vienen con código de barras y fecha de vencimiento, porque ciertas personas se agotan y pierden la capacidad de preservarla. Todo ‘’quizá’’ dependerá de nuestra entereza y entrega a quienes consideremos leales a nuestros principios.

Pese a que somos distintos a los demás es importante entender que contar con buenos amigos consiste en armonizar nuestras discrepancias y que mas a fondo apreciemos lo mejor de cada uno de ellos. Las amistades duran  poco por la ausencia de compromiso de asumirla con sinceridad.  Para ello, tenemos que asumirla como una virtud que evoluciona en la conciencia y que la misma implique cumplir con el compromiso aun frente a circunstancias adversas.

Cuando se es leal con alguien, la amistad puede llevarnos a niveles profundos, más allá de la superficialidad. Es bien difícil lograr en las personas lealtades sin que llenen nuestras expectativas; el ser humano suele tener innumerables amistades, pero pocos de ellos se circunscriben a la consecución del mérito que rige en ella.

No me ilusiono con pretender que de tanta gente a quienes conozco o saben de mí trayectoria, sean de mi entorno afectivo, en cuanto a eso soy intransitable por mi reticencia a tener que rendirle a alguien mi entrega y admiración.

No se deben generar falsas expectativas de las amistades, porque unas cuantas llegan a nuestras  vidas y otras se convierten en disidentes cuando no son consistentes en el tiempo. Todo dependerá de lo que cuan útil le seremos a lo largo de las relaciones. Entonces, a eso, le llamaríamos, amigos por interés, de ahí se desprende una amistad efímera y de poca calidad. La verdadera lealtad, debe uno, reconocerla cuando surgen los tiempos complicados y en momentos de crisis existencial de los amigos.

Si fuera a resumir la lealtad describiría  lo siguiente: que la critica a los demás no encuentren un nicho negativo que  generen reacciones de comentarios estériles, de que las cuestiones privadas que les llegue de terceros no lo conviertan en una persona chismosa; de que la ‘’Lealtad’’ no encuentre de paso un obstáculo que provengan de amistades que a todo le encuentran algo negativo y defectos, de que cuando las cosas marchen bien se nos acercan y por el contrario— se alejan cuando estamos mal— la lealtad no se trata de eso. De que no sería acto de lealtad cuando alguien nos hace algo por conveniencia y no por una acción de bondad. El desleal es una especie de ‘’bomba de tiempo’’ de que mientras estés dando lo que te pide y accediendo a sus peticiones será un ‘’amigo leal’’ pero cuando eso deje de ocurrir será nuestro enemigo.

Dedicado a las tantas amistades y pocos amigos de mi entorno. Muy especialmente, mi gratitud y simpatía  de siempre… va dirigida a mi dilecta, Ileana, en la diáspora.

 

Por: Carlos Martínez Márquez

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