La política tiene leyes no escritas que se cumplen al pie de la letra a medida que los procesos nacen, se desarrollan y mueren, esto y no otra cosa es lo que está ocurriendo con los denominados ¨verdes¨, que no fue mas que la canalización de un sentimiento ciudadano ante un hecho concreto.
Cuando se publicó el 21 de diciembre del año pasado la información de que la constructora brasileña Odebretch había repartido dinero para la obtención de obras en 12 países, incluyendo la República Dominicana, la ola de indignación se expresó en estas marchas cuyo máximo estertor se produjo hace dos semanas en la capital.
La inexorable e inescapable ley de la política es clara en sentido de que solo quedaba uno de dos caminos para un movimiento que se mueve en base a consignas, es amorfo en cuanto a estructuras y solo ha contado con el apoyo de una parte pequeña de la población, a pesar del ruido que realizan en ese espacio para la vagancia en que se han convertido las redes sociales.
O se lanzaban a transformar su movimiento de ciudadanos en un partido político con todas las de la ley, algo muy difícil por lo heterogéneo de la composición de quienes han servido de voceros y se ven ya como figuras con posibilidades de encabezar una boleta como candidatos a la presidencia.
Esto es lo que ocurrió con el Movimiento Patriótico Unión Cívica en 1962, que de una consigna contra los ¨trujillistas¨, alrededor de la cual se agregó una parte de los dominicanos que vivían en las ciudades, se transformó en el Partido Unión Cívica Nacional que llevó a Viriato Fiallo como candidato y perdió las elecciones del 20 de diciembre de ese año.
El otro camino que podían seguir los verdes era el de la insurrección, la revuelta popular, la toma de las calles permanentemente, las huelgas sectoriales y posteriormente indefinidas, es decir, todo un movimiento que los lleve a la toma del poder por la vía de la violencia y la destrucción de lo que hemos construido los dominicanos hasta esta etapa de nuestra vida republicana.
Esto no es nuevo para algunos de los que sobresalen en las ¨marchas verdes¨, de todos es conocido que el denominado Frente de Lucha Popular (Falpo), uno de los movimientos mas activos alrededor de los verdes, es el refugio de una cantidad de delincuentes, matones y lumpenes que han mantenido encendida la mecha de la insurrección y el desorden en algunos pueblos del interior del país y en los terrenos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la capital.
La tendencia a la violencia parece ser el camino que recorrerá la ¨marcha verde¨ dominada por el FALPO y otros grupúsculos aliados al crimen barrial, y este es el fruto de las posiciones extremistas que han caracterizado el discurso de una serie de comunicadores radiales y televisivos que expresan su frustración e inconformidad con consignas francamente subversivas.
No hay que olvidar que aquí se ha llegado a plantear la renuncia del presidente de la República en un documento firmado por un grupo de irresponsables, lo que significaría la ruptura del orden constitucional instaurado en el país por mas de 50 años, y llamados a sometimientos judiciales en contra de la primera figura de la nación, lo que es un llamado directo a la subversión y desestabilización.
Lo que ha ocurrido esta semana en San Francisco de Macorís y en la UASD no es mas que la degeneración de los ¨verdes¨ hacia un movimiento dominado por los métodos violentos usados por el FALPO durante años en ciudades como Navarrete, Licey al Medio, y Nagua, con el fin de desestabilizar el país y llevar a las calles el caos y el desorden que caracteriza procesos que están ocurriendo en otros países del área.
La muerte de uno de sus integrantes el pasado lunes, a partir de uno de los usuales llamados a huelga en la ciudad de San Francisco de Macorís, ayudado por las amenazas a comerciantes, estallido de bombas de estruendo y la quema de gomas y apedreamiento de vehículos al tradicional estilo de los 60, fue ele escenario donde murió uno de los miembros del FALPO en esa ciudad del nordeste.
Lo usual en estos casos es acusar de forma inmediata a la Policía Nacional de agresión, sin tener en cuenta el marco en que se producen estos hechos violentos provocados por quienes convocan a estos desordenes, solo que en este caso parece ser un ajuste de cuentas al estilo del crimen organizado, ya que según el análisis este individuo fue muerto por el disparo de un arma de fabricación casera y por la espalda a corta distancia.
Solo que a partir de esta muerte se desataron las voces estridentes de los que claman en el escenario de los ¨verdes¨ en radio y televisión a que el país degenere hacia épocas ya pasadas de violencia e inestabilidad, todo esto encuadrado en las tradicionales invasiones de ¨tigueres¨ y delincuentes de los terrenos de la UASD para detener la docencia de cientos de miles de estudiantes a quienes solo les interesa graduarse para insertarse en un mercado de trabajo que es cada vez mas exigente.
Los dominicanos que de buena fe y llenos de un espíritu de justicia que reclama justamente el cese de la impunidad en el país, aquellos que han apoyado con las ¨marchas verdes¨, deberían hacerse un examen y preguntarse si ese es el país donde quieren vivir, aquel donde priman los intereses del FALPO enquistado en este movimiento ciudadano con sus métodos de violencia callejera o asegurar la paz y la estabilidad que es el escenario donde el país ha progresado en forma acelerada.
La actividad política es en esencia la lucha por el poder y a este de accede por la vida democrática de los votos a través de un vehículo que se denomina partido político, en el caso dominicano hay que esperar hasta el 2020 para que esto ocurra.
Y el otro método es la violencia en las calles, la desestabilización de las instituciones, la destrucción del aparato productivo, las consignas levantiscas sin soluciones ni propuestas, es decir, el estilo que ha llevado a la quiebra a otros países muy cercanos al nuestro, solo que si escogemos este camino esta demostrado que solo nos conduce al abismo.