La situación de la sociedad dominicana es delicada. El accionar de la clase política ha generado gran frustración en amplios sectores de la vida nacional. Y ese estado de ánimo provoca desconfianza y falta de entusiasmo en las expectativas colectivas. Es decir, no hay respuestas claras a las necesidades y las demandas de la población.
Basta con mencionar el aspecto conductual de los funcionarios, la corrupción y la impunidad con que se manejan los casos. La falta de seguridad ciudadana y las diferencias económicas y sociales que hemos acumulado, lo que igual genera resentimiento.
Las calles están siendo un escenario de exorcismo social y lo mismo ocurre con las redes sociales donde la gente dice de todo.