El comportamiento y el estilo debe ponerse en práctica en actividades oficiales y privadas, las cuales se acatan bajo las normas básicas de conductas y modales dentro de cualquier marco ceremonial. La etiqueta, por su parte, demuestra elegancia.
El protocolo oficial dominicano presenta características propias de un país con constantes y permanentes relaciones con el mundo diplomático, público, privado o sin fines de lucro.
Lo primero a programarse son las invitaciones, deben llevar en la parte inferior, la sigla R.S.V.P. (En francés: repondre s´il vous plait). Las invitaciones deben estar distribuidas de 15 a 8 días de antelación al evento y siempre contestarse, a la mayor brevedad posible, a los números de teléfonos señalados en las misivas recibidas.
Confirmar su asistencia o excusarse es una acción obligatoria. En caso de que usted envíe un representante, debe ser alguien que el funcionario o empresario designe. En algunos casos las invitaciones señalan ser “no transferible”, por lo que debemos respetar estrictamente no agregar representantes. Si la invitación dice que debemos presentarla a la entrada, así debe cumplirse.
Cabe destacar que, en el protocolo de Estado, la invitación o tarjeta con bordes dorados se reservan únicamente para los Presidentes de los tres Órganos de Estado.
Dos cosas a tomar en cuenta además de las invitaciones:
Puntualidad. Debemos observar que este primer punto es la mayor responsabilidad al momento de recibir una invitación y constituye un indicador, a valorar, de la educación y formación del invitado/a. Como mucho, está permitido llegar 15 o 20 minutos después de la hora señalada en la invitación. Es fuera de lugar llegar muy temprano o muy tarde.
Vestuario. La primera impresión la da el vestuario. La expresión “traje” debe reservarse para el vestuario masculino y la denominación “vestido” para el vestuario femenino. Por nuestra localidad, tenemos “traje de calle”, “guayabera o chacabana”, como también “traje largo oscuro” o “etiqueta tropical”.
En caso específico de las guayaberas o chacabanas su origen data de las trincheras (trench coat, en inglés), famosos abrigos militares diseñados especialmente para los oficiales del ejército británico, por Thomas Burberry, luego de este recibir el encargo de diseñar una prenda resistente, impermeable y que otorgara libertad de movimiento para que los soldados pudieran usarla en el campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial.
En la República Dominicana, debido a las diferencias climatológicas, estas trincheras fueron reinterpretadas, confeccionado un poco más ligeras y con tejidos más sencillos y frescos. Hoy en día se ha convertido en un atuendo indispensable que sustituye al traje formal. Se lleva en horario diurno y, en ocasiones, con un corbatín o “bowtie”.
Por Rocío Regalado