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20 de abril 2024
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OpiniónGregory Castellanos RuanoGregory Castellanos Ruano

El «Estratega« Presidente y el cínico Papa Bergoglio o Francisco I

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«La Patria no se vende.«

Esa expresión («La Patria no se vende«) fue pronunciada nada más y nada menos que por Jorge Bergoglio ya con cierto tiempo como el Papa Francisco I, específicamente el nueve (9) de Julio del dos mil dieciséis (2016)  con motivo de la celebración de otro aniversario más de la proclamación de Argentina como Estado independiente.  Dicha expresión fue resaltada nada más y nada menos que como titular en el periódico digital El País, de España, de fecha nueve (9) de Julio del dos mil dieciséis (2016), el cual hace la siguiente reseña que citamos de manera íntegra, es decir, tal cual para que no se pretenda alegar que estamos inventado:

«EL PAIS › MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO POR EL BICENTENARIO

“La Patria no se vende”

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“La Patria no se vende”. Ese fue el mensaje del papa Francisco para los argentinos con motivo del Bicentenario de la Independencia. En una carta que dirigió al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, también reivindicó a la Patria Grande se San Martín y Bolívar: “Celebramos doscientos años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad, se proyecta más allá de los límites del país: hacia la Patria Grande, la que soñaron San Martín y Bolívar.

Esta realidad nos une en una familia de horizontes amplios y lealtad de hermanos. Por esa Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración: que el Señor la cuide, la haga fuerte, más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones”.  La carta del Papa estaba dirigida a Arancedo, a los obispos, las autoridades nacionales y a todo el pueblo argentino. “Deseo que esta celebración nos haga más fuertes en el camino emprendido por nuestros mayores hace ya doscientos años.

Con tales augurios expreso a todos los argentinos mi cercanía y la seguridad de mi oración. De manera especial quiero estar cerca de los que más sufren: los enfermos, los que viven en la indigencia, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo y pasan todo tipo de necesidad, los que son o fueron víctimas de la trata, del comercio humano y explotación de personas, los menores víctimas de abuso y tantos jóvenes que sufren el flagelo de la droga. Todos ellos llevan el duro peso de situaciones, muchas veces límite. Son los hijos más llagados de la Patria”, escribió Francisco.  El Papa se refirió a la identificación de la Patria con la madre y en ese contexto mencionó que ninguna de las dos se puede vender.

“En la escuela nos enseñaban a hablar de la Madre Patria, a amar a la Madre Patria. Aquí precisamente se enraiza el sentido patriótico de pertenencia: en el amor a la Madre Patria. Los argentinos usamos una expresión, atrevida y pintoresca a la vez, cuando nos referimos a personas inescrupulosas: ‘éste es capaz hasta de vender a la madre’; pero sabemos y sentimos hondamente en el corazón que a la Madre no se la vende, no se la puede vender… y tampoco a la Madre Patria”.  Fue un mensaje diferente a los que envía el Papa a los presidentes de distintos países cuando se conmemora una fecha importante. El texto no fue protocolar e hizo alusión a la condición de argentino del Papa más que a su rol como jefe de otro Estado. “Celebramos doscientos años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad, se proyecta más allá de los límites del país: hacia la Patria Grande, la que soñaron San Martín y Bolívar.

Esta realidad nos une en una familia de horizontes amplios y lealtad de hermanos. Por esa Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración: que el Señor la cuide, la haga fuerte, más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones”, dijo el Papa.  Las alusiones a la Patria Grande de San Martín y Bolívar y la frase acerca de que la “patria no se vende” sonaron a un mensaje al gobierno de Mauricio Macri, mientras desde Cambiemos intentan mostrar un clima de acercamiento con el ex cardenal Jorge Bergoglio luego de varias señales de distanciamiento. La carta que será leída hoy en el Tedéum que se celebrará en Tucumán finaliza: “Con estos doscientos años de respaldo se nos pide seguir caminando, mirar hacia adelante.

Para lograrlo pienso –de manera especial– en los ancianos y en los jóvenes, y siento la necesidad de pedirles ayuda para continuar andando nuestro destino. A los ancianos, los ‘memoriosos’ de la historia, les pido que, sobreponiéndose a esta ‘cultura del descarte’ que mundialmente se nos impone, se animen a soñar. Necesitamos de sus sueños , fuente de inspiración.

A los jóvenes les pido que no jubilen su existencia en el quietismo burocrático en el que los arrinconan tantas propuestas carentes de ilusión y heroísmo. Sólo si nuestros abuelos se animan a soñar y nuestros jóvenes a profetizar cosas grandes, la Patria podrá ser libre. Necesitamos de abuelos soñadores que empujen y de jóvenes que –inspirados en esos mismos sueños– corran hacia adelante con la creatividad de la profecía”.« (Fin de la cita.)

Esa expresión («La Patria no se vende«) en boca de este Papa que nos gastamos es la expresión de un cínico y de un charlatán.  Su Patria, Argentina, sí no se vende ni se puede vender, pero la nuestra, la República Dominicana, sí se puede vender y, en efecto, se vende y él forma parte de la conjura de la pública subasta que se ha montado a nivel internacional para que se venda, con la clara coautoría de otro demagogo y cínico que usurpa la función de Presidente de la República Dominicana y que responde al nombre de Danilo Medina Sánchez.

Tal pareciera que sólo no se debe de vender la patria de él, la Argentina; pero que cualquier otra patria sí.  Ello así a la luz tanto de esa expresión de él respecto de Argentina como de su actitud contra el pueblo dominicano y su más reciente expresión consistente en el pedimento de que se borre totalmente la frontera domínico-haitiana, que esta no debe existir.  ¿Porqué y para qué no debe de existir la frontera entre la República Dominicana y la República de Haití? La respuesta es: porque el Papa está de acuerdo con que el pueblo dominicano y el pueblo haitiano se fusionen, es decir, el Papa Francisco I es enemigo del pensamiento del Padre de la Patria dominicana Juan Pablo Duarte («Entre los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión»), y, por ende, es enemigo del pueblo dominicano y amigo del pueblo haitiano en aras del cual dicho Papa quiere sacrificar, desmantelar, destruir la existencia del Estado-Nación llamado República Dominicana.

Con esas declaraciones de que se borre totalmente la frontera domínico-haitiana el Papa Francisco I aboga por el crecimiento de la población haitiana en el territorio de la República Dominicana para que dicha población haitiana sea parte de nuestro país; para que dicha población se siga apoderando del territorio nacional; y para que dicha población participe en los comicios políticos de todas índoles que se celebran en la República Dominicana para que los haitianos determinen esos comicios y para que, finalmente, la fusión sea tan pronunciada que los haitianos puedan, a su vez, disponer que el Estado dominicano deje de existir y se le substituya por otra cosa inclinada a favor de los haitianos. Eso por lo que él aboga es, en síntesis, por la dilución y destrucción del Estado-Nación que es la República Dominicana.

El Papa Francisco I es un demagogo para con el pueblo argentino, por un lado, y egoísta respecto de cualquier otro pueblo que no sea el argentino y muy específicamente cuando se trata del pueblo dominicano.  Antes de Bergoglio ser designado Papa con el nombre de Francisco I yo creía que ni la emoción de la demagogia ni el pecado capital del egoísmo ni ninguna lacra parecida se podían dar en una figura que por su posición jerárquica debía de ser una figura que podía comprender y respetar lo que es la Historia de un pueblo y el sentimiento patriótico de un pueblo como se supone que debería de ser la de alguien que ostentara esa posición cimera de la Iglesia Católica después de suponerse tan pulido el término «civilización« para desterrar toda la `Historia Obscura del Papado`.

El Papa Bergoglio sí tiene derecho a tener el sentimiento patriótico por su país, Argentina, pero nosotros los dominicanos no tenemos ese mismo derecho a tener el sentimiento patriótico por nuestro país; Argentina sí tiene derecho, según la expresión de él, a ser y a seguir siendo una «Patria libre«, pero la República Dominicana no tiene ese mismo derecho a ser y a seguir siendo una «Patria libre«.  Para él los dominicanos valemos nada; para él los veintidós (22) años de invasión y ocupación militar haitianas que tuvimos son nada; para él los doce (12) años de guerra que sostuvimos repeliendo las tentativas de los haitianos de volver a ocuparnos son nada; para él los sacrificios de los dominicanos en vidas humanas, integridades físicas y en bienes materiales y en sacrificio de nuestro progreso material durante esa repulsa a dichas tentativas militares haitianas son nada; para él los dominicanos somos precisamente eso: nada.

Tal pareciera que el Papa no conoce las consecuencias de las invasiones bárbaras.  El Papa vive de espalda a la Historia de Roma y no sólo a la Historia de Roma, sino también a la del resto de los países europeos.  Roma cometió el error de no edificar muros en sus fronteras.  A China la Muralla le sirvió enormemente y sólo fracasó por la situación particular del secuestro de la novia de un General chino lo que constriñó a éste a tener que abrir una de las puertas de la Muralla para que los invasores que la habían secuestrado pudieran penetrar a territorio chino.

Las invasiones bárbaras, armadas unas y pacíficas otras, dieron lugar a la caída de Roma, a la caída del Imperio Romano de Occidente: los bárbaros se constituyeron en una población tan significativa que pudo pasar a determinar el destino de Roma; del mismo modo que la actual invasión «pacífica« (¿?)  haitiana   -que cuenta con la llamada y el total apoyo del `Gobierno Traidor de Danilo Medina Sánchez`-, de continuar y de no sacarse a los haitianos que se han establecido aquí, darán lugar a la caída del Estado-Nación llamado República Dominicana.

Los criollos ya tuvimos a un Alarico en Dessalines en 1805.  Ya tuvimos a un Odoacro en Boyer e igualmente bastante recientemente tuvimos a otro pretendiente a émulo de Odoacro y de Boyer, y, por lo que estamos viendo que está causando Danilo Medina Sánchez, habrán más émulos de Odoacro y de Boyer.

Al Papa Bergoglio o Francisco I se le ha explicado y se le ha re-explicado innúmeras veces que los dominicanos nacimos a la vida como Estado Nación independiente sacudiéndonos del yugo de la invasión y de la ocupación haitianas de mil ochocientos veintidós (1822) que duró veintidós (22) largos años, que los haitianos invadieron militarmente nuestro país numerosas veces durante los primeros doce (12) años de nosotros proclamar nuestra Independencia, que fueron repelidos por el sentimiento patriótico dominicano y él no quiere comprender eso ni le importa eso.

Lo que él sí comprende y lo que a él sí le importa es que los haitianos nuevamente sigan invadiendo y ocupando a la República Dominicana.  El Papa Francisco I de cara a los dominicanos es `un instrumento al servicio del mal`: él está jugando un papel determinante contra la existencia del Estado-Nación que es la República Dominicana; él forma parte de la conjura internacional contra la existencia de la República Dominicana como Estado-Nación independiente.

El Papa Francisco I es un digno ejemplar a ser colocado en `El Panteón de Judas Iscariote`, pues tiene la indecorosa pasta humana para ello, es decir, para el mal: ya son muchos los miembros de la curia europea que se lo vienen voceando en forma de protesta activa. Nosotros los dominicanos no podemos ser la excepción a ello frente a la magnitud del desastre que dicho Papa propone y coloca sobre el cuello de la existencia de la República Dominicana como Estado-Nación independiente.

 

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