EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Este jueves, 16 de julio, marca el conteo regresivo hacia la instalación de un nuevo gobierno que asumirá las riendas del país a partir del 16 de agosto, con Luis Abinader a la cabeza y Raquel Peña como la segunda al mando durante los próximos cuatro años.
A la vez, dentro de un mes, los dominicanos también podrán ver el final de una “dinastía” que representó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con 16 años consecutivos al mando del Palacio Nacional.
El próximo 16 de agosto la República Dominicana no solo estará conmemorando el 157 aniversario de la gesta de la Restauración, sino que ese día igual se abre un nuevo capítulo en la vida política nacional, con el ascenso al poder, por primera vez, del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Aunque es un desprendimiento del PRD (Partido Revolucionario Dominicano), que ha gobernado tres períodos completos, el PRM se estrena ejerciendo el Poder Ejecutivo, tras ganar de forma convincente las presidenciales del pasado 5 de Julio.
El primer intento del PRM para obtener la Presidencia de la República se produjo en los comicios del 2016, con apenas un año y 8 meses de fundado, el 9 de septiembre del 2014.
Pese a que para entonces era una organización política de reciente formación, el PRM, que en el 2016 también llevó de candidato presidencial a Luis Abinader, alcanzó una votación de casi 35%, contra un aplastante 61.74% que obtuvo el hoy saliente presidente Danilo Medina, quien para esa contienda lograba su reelección con una alta valoración y popularidad.
Con esa votación significativa en el nivel presidencial, tres senadores, 61 diputados y 45 alcaldes que obtuvo en la contienda del 2016, el Partido Revolucionario Moderno pasó a ser la principal fuerza de oposición del país, desplazando a su partido “madre”, el PRD, que para facilitar el rol de adversario de sus excompañeros terminó aliado al oficialismo en ese mismo torneo electoral.
¿Un hasta cuándo al PLD?
Con 20 años de ejercicio del poder, los últimos 16 de forma seguida, el Partido de la Liberación Dominicana se despide con muchas interrogantes más fácil de formular que de contestar.
Arribando al solio presidencial por primera vez en el 1996, con Leonel Fernández tomado de la mano por los antagónicos Juan Bosch y Joaquín Balaguer, el PLD tuvo una corta visita en la casa de gobierno, de la que fue expulsado por el PRD e Hipólito Mejía en el 2000, para retornar cuatro años más tarde, en el 2004.
Es en ese año, el 2004, cuando inicia lo que más se parece a una “dinastía” del PLD al frente de la cosa pública, agotando cuatro períodos de gobierno continuo que se dividieron en partes iguales Leonel Fernández y Danilo Medina.
Una tenaz lucha de intereses políticos, un pulso a veces absurdo y hasta obstinado por el control del poder, dio con la división insalvable hasta el momento del partido morado, un hecho que sin duda pudo marcar su triste y nefasto destino en las recientes celebradas elecciones.
Ahora con una división que le pone mucho más fangoso el camino, el PLD luchará por reponerse desde la oposición, para lo que tendrá, primero, que someterse a un profundo ejercicio de reflexión y de autocrítica que le permita ver dónde y cómo se rompió el encanto y la magia que le permitieron dirigir el país durante 20 años de los últimos 24.
