Es difícil sacudirse cuando el polvo se hace lodo. El proceso contra los sobornados de Odebrecht ha mostrado la falta de sintonía de la mayoría de los dirigentes políticos.
Algunos se han limitado a pedir el debido proceso, pero no se han pronunciado favoreciendo que sean perseguidos los corruptos. Otros han llegado, incluso, a justificar estos ilícitos asumiendo que es intrínseca a la realidad dominicana y a la condición humana.
La sociedad está exigiendo castigar a los corruptos y ese proceso ha iniciado. Querer esquivarlo mediante cualquier subterfugio es una manera de no asumir una actitud responsable frente al tema.
La política se nutre de realidades, así que no se quejen quienes no levanten cabezas.