Vi en tus ojos un cuadro hermoso y triste a la vez.
Tenía colores de una amplia gama de grises que sin reposo ni paradas no tenían luz, desembocaban en el negro.
No hablo del color de tu piel.
Todos los que te conocen saben que tienes el alma blanca, pero tienes un problema, que es una virtud; estás provisto de una coraza, tienes la piel de un rinoceronte.
Eres intocable, como el de la película. Nadie te puede dañar.
Que nadie se confunda con el color de tu piel, por dentro eres más blanco que la nieve del polo norte y el polo sur juntos.
Una frase tuya, llena de desesperanza, me dictó una conferencia sobre la fuerza de carácter que tienes, esto fue lo que dijiste, “-Si me toca ir al infierno, no me siento mal porque ya lo he conocido en éste lugar”. Tu expresión me taladró el alma.
¡-Sé cómo te sientes-¡ Hasta somos pasajeros del mismo barco, viajamos en cubierta, no pudimos comprar los pasajes de primera clase, como los chicos de una película.
Te reprendo en amor, en el buen sentido de la palabra, el infierno no es para ti, es para las personas que no conocen de Dios, tú lo has conocido….
Por Víctor Elías Aquino