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19 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

¡Eso llora ante la presencia de Dios!

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La verdad es que, estar entregando el Estado nacional tantos cuartos a todas estas pandillas de vagos, trepadores, y corruptos, como se hace en Dominicana, agrupados en los partidos políticos del ruedo, provenientes de los gravosos impuestos que paga el mismo pueblo, para francachelas electorales, y que sus más altos representantes continúen haciéndose mayormente ricos cada vez, aun dicho “bojote de billetes” a recibir en su favor, sea dispuesto por una deleznable normativa legal, “es algo que llora ante la presencia de Dios”, como reza una máxima popular.

Es obvio que, esas entidades no son más que lucrativos negocios grupales, comandadas por caciques, que se autoproclaman como líderes, y que son en realidad jefes de tendencias enquistadas dentro de las mismas, e ideadas para catapultar siempre a “padrotes” connotados que allí pertenecen, bajo condiciones reciprocatorias obvias

Como dejan siempre entrever, quieren actuar a la libre, y sin ningún tipo de regulación. Por eso, los miembros del Congreso Nacional, estando conformado de la manera como que se sabe públicamente, por levanta manos, y busca cheles, en su mayoría, han estado bloqueando la aprobación de la Ley de Partidos Políticos local. ¡No van a procurar cuchilla para su propia garganta!

En ese tenor, le rompe los ojos a cualquier persona concienciada, el reparar en una acción que se torna tan inhumana, como descarada, y que invita a una sublevación social en grande, por más aguante que se tenga. Solo hay que detenerse a pensar, en como contrasta la misma con las situaciones alarmantes que se vienen verificando en la mayoría de los hospitales públicos del país, necesitándose allí todo ese dinero presupuestado para campañas y negocios políticos a la clara.

Se están cayendo a pedazos todos esos centros asistenciales, para pobres claro está. Sus plantas físicas se observan en estado de deterioro alarmante; están sin equipos, y medicinas que ofrecer a los pacientes que los visitan; como, atendidos por cuerpos de médicos más que cuestionables, debido a las miserias salariales que reciben, como los efectos dañosos relativos al marco del clientelismo político en que se desenvuelven de ordinario. Esos, entre otras. Mientras, todos aquellos turpenes politiqueros de los partidos, disfrutan alegremente de los dineros del pueblo, y de la buena vida derivada.

Para muestras del desacierto deleznable por completo, en el orden de lo tratado, algunos “botones recolectados” en varios medios de comunicación bastan. Véase:

Hospital Cabral y Báez de Santiago colapsa y trasladan a los pacientes. (Periódico “Diario Libre”, del 15-3-17).

El Darío Contreras se cae a pedazos (“Hoy Digital”, 18-9-12).

CMD denuncia Maternidad La Altagracia se cae a pedazos (Periódico digital “Acento”, del 30-10-14).

Critican dejadez de autoridades ante precariedades del hospital Ricardo Limardo. (Periódico “El Día”, digital, del 9-2-16.

Y, donde las cosas se ponen más serias, es en otros centros asistenciales en el interior el país, con nombres menos connotados.

Se puede apreciar, que los descuidos y las deficiencias a nivel de los hospitales públicos del país, no es cuestión de ahora mismo, como tampoco lo es la entrega de recursos graciosamente a los partidos políticos locales .

Pero, ¡como aquí na’es na’, y to’ es to’!, los avivatos de la política nuestra siguen defendiendo a rajatabla el derecho que les asiste ante la Junta Central Electoral (JCE) de reclamar sus cuartos no trabajados; como, el defender que esa ley abusadora que les ampara continúe teniendo vigencia por tiempo indefinido. ¡Así es muy bueno!

Ahora, todo ciudadano pensante, y que le duela este país, está conteste con que se tiene que acabar con esa burla tan desagradable e inescrupulosa, aunque haya que doblarse el pulso a muchos de los agraciados que tiene tal disposición, con el agravante de que, a quienes más se beneficia con esas entregas, es a los partidos mayoritarios dentro del sistema, permitiéndoseles comprar conciencias a granel, por el exceso de recursos económicos de que disponen, para competir de manera desigual con los demás, obviamente, y proseguir en el poder, haciendo cuando a ellos les viene en gana.

Sabida es la limitación que tienen las organizaciones políticas pequeñas, que aunque puedan ofertar a la población buenos candidatos presidenciales para dirigir los destinos de la nación, se les hace bien difícil el costear las campañas electorales de rigor.

Desde cualquier ángulo en que se analicen con imparcialidad esas grandes “boronas” otorgadas a las empresas lucrativas, denominadas partidos políticos, la conclusión siempre será que constituyen una burla más a la inteligencia de los buenos dominicanos.

Por tanto, no más cuartos del erario público para dichas entidades, debe ser el consenso de reclamo nacional. ¡Qué cada cual se rasque con sus propias uñas, para alcanzar el poder, y recuperar con creces las inversiones personales que se hacen, como es norma!

Quizás de esa forma, se puedan obtenerse mejores gobernantes, con conciencia ciudadana, como defensores de este pueblo; y, que se conviertan por demás, en guardianes incansables, e insobornables, con respecto a la salvaguarda de la soberanía local.

 

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