La discusión en torno a la ley de partidos políticos es sumamente interesante. Y lo es, sobre todo, por las diferencias que parecen tener los principales dirigentes de las organizaciones políticas, en especial las más grandes y que aspiran a dirigir el país.
Los puntos que quedan por consensuar resultan pocos, pero algunos lucen insalvables, como la forma en que se celebrarán las primarias internas para escoger a los candidatos, los topes de financiamientos, la paridad de género y el voto preferencial.
Una cuestión para reflexionar seriamente sobre la calidad de los dirigentes y sus propósitos por alcanzar y ejercer el poder. Según las experiencias nadie sale ileso de las dificultades en el padrón.