En vista de los malos entendidos, desconfianza, alarma y miedo que ha provocado en diferentes sectores de la sociedad la Ordenanza 33-2019 sobre el “diseño e implementación de la política de género”, emitida por el Ministerio de Educación, voy a dar algunas orientaciones al respecto.
En primer lugar y desde el punto de vista constitucional y legal, la Ordenanza 33-2019 se apoya en la Constitución Dominicana del 2010, en la Ley 66-97 sobre educación y en la Ley 1-12 sobre Estrategia Nacional de Desarrollo. Reivindica el derecho a la igualdad del hombre y la mujer ante la ley.
En vista de ello, lo primero que debió hacer el Ministerio de Educación fue elaborar y presentar a la sociedad el proyecto sobre “diseño e implementación de la política de género”, con lujo de detalles.
La ciudadanía, a través de sus órganos representativos (familia, iglesias, juntas de vecinos, organizaciones políticas y comunitarias y otros órganos competentes) está llamada a opinar sobre la viabilidad o inviabilidad de la política de género que se pretende implementar en el país.
En lugar de rechazar, de golpe y porrazo, la polémica Ordenanza, lo que se debe hacer es escudriñar, minuciosamente, lo que podría representar la aplicación de esta, en términos educativos, familiares y sociales. ¿Para qué? Para, si es posible, apoyar lo bueno que contenga y rechazar lo malo. Así lo propone la Palabra de Dios (1 Tes.5:21)
Los entendidos en la materia y los sectores que se ponen a la iniciativa educativa, deben estar en disposición de conocer a fondo los objetivos, contenido, metas y forma de implantación del proyecto sobre política de género.
Es de vital importancia prestar atención a los nuevos valores que se pretenden inculcar a la niñez y a los jóvenes del sistema de enseñanza pública y privada.
Ahora bien, si la política de género promueve la igualdad del hombre y la mujer ante la ley, en cuanto al cumplimiento de sus deberes y ejercicio de sus derechos, se debe apoyar.
También se debe apoyar, si promueve el respeto de la personalidad y dignidad del hombre y la mujer y si establece la igualdad de oportunidades en las áreas laboral, política, religiosa, educativa y cultural, en atención a sus talentos y capacidades personales.
En el caso hipotético de que la política de género introduzca nuevos géneros y preferencias sexuales contrarios a la relación que establece Dios entre el hombre y la mujer, tales aberraciones, deben ser rechazadas tajantemente, desde el punto de vista espiritual, de parte de las iglesias.
Asimismo, si la política de género, pretende enseñar a la niñez y a nuestros jóvenes, que ellos pueden elegir ser mujer, siendo varones o que pueden declararse hombres, siendo hembras, tales enseñanzas, deben ser rechazadas de inmediato.
También habría que rechazar, que un maestro o una maestra le diga a un niño, niña o a un joven, que puede utilizar el baño o la vestimenta que corresponda a su orientación o preferencia sexual, aunque no corresponda a su sexo biológico.
Hay que tener presente, que Dios estableció el matrimonio y la relación sexual entre el hombre y la mujer, exclusivamente. Los dispuso así, para que experimenten unidad, amor, placer, engendren hijos y multipliquen su especie. Contra eso no hay argumento válido.
Sin embargo, Satanás promueve, en todo el mundo, todo lo contrario y lo hace en abierta oposición a las directrices de Dios. Por eso, valiéndose de diferentes medios, promueve las prácticas homosexuales y lesbianas. ¡Dios nos libre de que se quieran legalizar, promover y establecer desde las escuelas públicas y privadas del país!
En vista de ello, es necesario señalar, que Satanás opera a través de diferentes medios. Utiliza el legislativo, político, administrativo y educativo, entre otros. En algunos países ha utilizado los órganos legislativos y ha logrado que elaboren y aprueben leyes sobre el matrimonio gay, lesbiano y el aborto.
¿ Por qué y para qué lo hace? Lo hace para llevarle la contraria a Dios y rebelarse contra EL, pues, no le interesa que la especie humana se multiplique. Por el contrario, desea que se extinga. En fin, Satanas utiliza siempre a determinadas personas o grupos para presentar iniciativas y propuestas contrarias al orden que Dios estableció. Por eso, hay que evitar que destruya los valores morales y éticos de la sociedad.
Por otra parte, la Ordenanza 33-2019 propone establecer un sistema educativo “no sexista” entre sus actores y actoras. Sin embargo, siempre se ha dicho “los alumnos o las alumnas”, “el alumno o la alumna”, “los estudiantes o las estudiantes”, “los varones o las hembras”, “el maestro o la maestra”, “el profesor o la profesora”, “el director o la directora”. ¿Dónde está el sexismo o predominio de un sexo sobre otro? Yo no lo veo.
Finalmente, si el proyecto sobre política de género es de carácter democrático, inclusivo, participativo, abierto, flexible y conforme al estado de derecho que rige la nación, el Ministerio de Educación debe permitir que sectores influyentes de la sociedad, como las iglesias y otros órganos sociales, emitan su opinión sobre la viabilidad o inviabilidad de la política de género.
El derecho que tiene cada segmento de la sociedad a expresar sus creencias y opiniones y a ser escuchado, se debe respetar. Lo que no se debe es imponer, de un lado o de otro, que todos piensen y actúen conforme a la visión de un determinado grupo o sector social, pues, resultaría antidemocrático.
Por: Enrique Aquino Acosta