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19 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Encuestas en el reflujo

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En el reflujo de masas que se vive actualmente es un absurdo plantear niveles de popularidad que sean creíbles. Estamos a más de dos años de las venideras elecciones generales, por lo que ahora se atiza la soga, pero no se tienen números seguros.
Hay una percepción de los que tienen más popularidad, pero las encuestas no pueden reflejar realidades, cuando la mayor parte de la población está durmiendo sus necesidades muy lejos de los cánticos que enuncian que ya el progreso entró por sus puertas y ventanas.
Hay hilachas para tejer  de acuerdo con sus simpatías. Puede apoyar o reírse de las encuestas que salen a destiempo. Ese es un buen ejercicio para comprender que ni la Marcha Verde ha podido sacar a las masas de su reflujo circunstancial.
Las elecciones constituyen el hecho trascendental para que casi todos los dominicanos entren de lleno a la actividad político-partidista. Como no hay ideologías, la mayoría lo que trata de conseguir es su bienestar propio, y lo demás es letra muerta. Se va a votar a las elecciones más como un deber impuesto por la costumbre, que por deseos reales de que se den cambios.
Las encuestas de los últimos días son reveladoras. Polarizan la actividad  política entre los Partidos de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Moderno. Los demás no cuentan ni tienen números importantes a su favor. Es la era del bi-partidismo.
Se toma de muestra de esa polarización a cuatro dirigentes políticos, Danilo Medina, Leonel Fernández, Luis Abinader e Hipólito Mejía. Los resultados de esas encuestas de modo graciosa presentan las rivalidades a bailotear en las elecciones: Danilo contra Luis Abinader, Leonel versus Hipólito. Dos partidos y cuatro aspirantes.
Quiere decir de acuerdo con las peregrinas encuestas  que esos cuatro designarán a sus candidatos preferidos, en caso de que ellos no encabecen la boleta. Llama la atención que ninguno es sangre nueva, por lo que seguirá el continuismo. Un chusco dirá, Luis Abinader es de la nueva generación, y no es así.
Abinader es joven de edad. Joven por tener un parido nuevo, escindido del Revolucionario Dominicano, pero tiene ideas vetustas que tienen que ser erradicadas de la vida nacional para dar el salto al siglo 21. Las encuestas nos echan  en cara que estamos petrificados y que todavía no comenzamos a dar los pasos iniciales del siglo 21. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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