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23 de abril 2024
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OpiniónJose GuerreroJose Guerrero

En reconocimiento a nuestros líderes del 1965

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Mañana Dios mediante, celebraremos un año más de la Guerra Civil Dominicana, o simplemente la Revolución de Abril, tuvo lugar entre el 24 de abril y el 3 de septiembre de 1965, en la cual participamos una gran cantidad de los jóvenes de la época, a los cuales se nos han hecho sendos reconocimientos en diferentes escenarios públicos, por nuestra activa participación en esa revuelta armada que transformo la historia del país.

Según ha trascendido, la vanguardia de la revolución de 1965, los perredeistas, miembros del PRD), Partido Revolucionario Socialcristiano y otros partidarios de nuestro líder profesor Juan Bosch, se llamaron constitucionalistas (en referencia a su apoyo a la constitución de 1963).

El movimiento conto con algunos oficiales militares jóvenes entre sus filas, una combinación  de militares reformistas y aguerridos combatientes civiles de los cuales formábamos parte ,y salimos a las calles el 24 de abril, tomamos el Palacio Nacional, e instalamos a José Rafael Molina Ureña como Presidente, según lo establecido en la Constitución de 1963.

Se recuerda que ese golpe de Estado llevo al entonces general Elías Wessin y Wessin  a organizar militares leales  al presidente Reíd Cabral, iniciando una campaña contra nosotros los rebeldes constitucionalistas.

La mayoría de los jóvenes, en mi caso con apenas 18 años, acudimos a la revuelta armada atendiendo un llamado hecho por la entonces Voz Dominicana (Radio Televisión Dominicana), por el doctor José Francisco Peña Gómez, para defender  nuestra Constitución con las armas y reponer en el cargo al profesor Juan Bosch, el cual había sido derrocado.

Frente a la precaria situación de pobreza por la que pasaba  el país, consulte a mis padres y ellos me comunicaron con mi primo hermano el doctor Alfonso Ovalles Martínez, Abogado, Asesor de prensa de nuestro líder, coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, el cual más adelante fue designado director del periódico revolucionario LA NACION, en donde laboramos como periodista y a la vez tráfico entre las calles Félix María Ruiz, Mella esquina Duarte.

Con nosotros se encontraban Morla Guerrero, Rafael Vásquez, Onésimo Martínez, Hilda Vásquez, Yolanda Guzmán, Emma Tavares Justo, Pike Lora, Anciana Vargas, coronel Fernández Domínguez, mi cuñado y hermano en Cristo Jesús, Caonabo Cabral Domínguez, del comando Cucaracha y otros notables luchadores.

Al final de la contienda armada los líderes más destacados obtuvimos un reconocimiento, estamos registrados en el Archivo General de la Nación, un premio efectivo y se me asigno un cargo en la Secretaria de Educación, hoy Ministerio de Educación.

El asunto se nos complicó  el 28 de abril, cuando los Estados Unidos intervinieron nuestro territorio activando operaciones Power Pacty el presidente Lyndon B. Johnson envió una fuerza de 42,000 hombres, supuestamente  para garantizar la seguridad en Santos Domingo,  y para restablecer el orden.

Johnson, el abusador, había actuado con la firme creencia de que los constitucionalistas estaban compuestos por comunista y que por lo tanto no se podía permitir que llegaran al poder, lo cual no dejo de ser un abuso de poder, una injerencia sin precedentes de Los Estados Unidos, en los asuntos internos y en la democracia de los países.

Ese atentado brutal a nuestra democracia (el golpe de Estado, negaba las elecciones de 1962 mediante la instalación de una junta civil, conocida como el “Triunvirato”, denominada por los remanentes trujillistas. Su líder inicial fue  Donald Reid Cabral, pero no logro establecer su autoridad sobre las facciones conservadoras, ni dentro ni fuera del ejército, ni convenció a la mayoría de la población de su legitimidad.

Los líderes de la revolución de abril del 1965, somos merecedores de todo el reconocimiento de la población y de nuestros gobernantes, por haber arriesgado nuestra vida en aquellos tiempos en favor de la democracia y de nuestra constitución.

POR  JOSÉ GUERRERO

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