Un arrogante dictador se enseñorea desafiante en Centroamérica, como si le importara un bledo lo que de él piense o deje de pensar el mundo civilizado que de manera pasiva lo observa sin que al parecer le importe mucho lo que allí sucede.
Se trata nada menos de un cruel y despiadado Daniel Ortega, uno de los dirigentes sandinistas protagonistas principales del derrocamiento del otrora también cruel y despiadado dictador bananero, Anastasio Somoza.
El dictador comunista nicaragüense pretende, este domingo, de manera descarada y desafiante, llevar a cabo un mamotreto electoral, con el que abiertamente se mofa de la comunidad internacional, asumiendo que eso lo legitima para seguir en el poder, aún cometiendo los abusivos actos represivos de detener y criminalizar a prácticamente todos los candidatos contendientes que podrían haberlo derrotado, incluyendo a Cristiana Chamorro, la hija de la expresidente Violeta Chamorro.
Eso le garantiza un «triunfo arrollador», que celebrará con bombos y platillos, como si fuera real y legítimo.
Como hora todo se resume en denunciar tímidamente las violaciones y los crímenes de lesa humanidad que cometen los tiranos socialistas; en ese sentido, la Organización de Estados Americanos, OEA, emitió un comunicado denunciando que Nicaragua se encamina a las peores elecciones posibles y que estas acciones restan toda credibilidad política al gobierno y a los organizadores del proceso electoral.
Por su parte el gobierno de Estados Unidos también de manera tímida, emitió su opinión sobre los hechos represivos, expresando a través del Secretario de Estado, Antony Blinken, en su cuenta de Twitter, que «prohibir arbitrariamente a la líder de la Oposición Cristiana Chamorro, refleja el temor de Ortega a unas elecciones libres y justas. Los nicaragüenses merecen una democracia real» terminó diciendo el alto funcionario del gobierno norteamericano.
Ortega, que cuenta con el apoyo militante de los regímenes genocidas de la Habana, Rusia, China, Turquía, Irán y otras férreas dictaduras del mundo anti occidental, se siente confiado y tranquilo, pues sabe que no hay quien pueda impedirle llevar a cabo sus perversos planes totalitarios, ya que quien en el pasado reciente quizás lo habría hecho, es decir, los Estados Unidos y sus aliados, ya no están en eso de defender y proteger militarmente los intereses de la humanidad.
Se recuerda como Ortega en 2016, previo a las elecciones, se adueñó totalmente del congreso, expulsando a 28 legisladores opositores en complicidad con el Consejo Supremo Electoral, para sustituirlos por otros congresistas sumisos que le sirvieran para ejecutar sus elucubraciones antidemocráticas que le garantizaran atornillarse para siempre en el poder absoluto; de eso jamás volvió a hablar la comunidad internacional incluyendo a la inoperante Organización de las Naciones Unidas, ONU.
En mi opinión, es una pena que estos regímenes continúen vigentes impunemente sin que haya una autoridad mundial que les ponga fin contribuyendo activamente con su derrocamiento por cualquier vía y sin ningún remordimiento… Ojalá que los poderes mundiales, principalmente los Estados Unidos y la OTAN, recapaciten y cambien su manera blandengue de tratar a estas dictaduras genocidas.
Por José Flández