Como Vicepresidente de la Juventud Revolucionaria Dominicana, he tenido la oportunidad de participar en cónclaves internacionales como la COPPPAL Juvenil (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América y el Caribe) y la IUSY (Unión Internacional de Juventudes Socialistas). En dichos eventos, he conocido a un sin número de hermanos venezolanos que se encuentran luchando por el frágil futuro de su país. Estoy seguro que no sólo yo me he percatado de su precaria situación, ya que en nuestro país hemos podido ver la gran migración de venezolanos producto de la crisis que vive su nación.
Es deprimente ver el deterioro de nuestro pueblo hermano de Venezuela. Todos somos testigos del sufrimiento de su gente, en especial su juventud. Aquellos jóvenes venezolanos que he conocido aquí, son en su mayoría jóvenes académicamente preparados que han tenido que escapar de lo que cada vez más se asemeja a una dictadura.
Y es que el pasado domingo, en medio de protestas callejeras y demostraciones de violencia, la Asamblea Nacional Constituyente fue aprobada. Esta Asamblea tendrá poderes ilimitados por encima de cualquier otra institución del Estado, incluyendo al presidente, y podrá redactar o reformar la Constitución Venezolana a su libre albedrío.
El presidente Maduro y otros líderes del oficialismo que estarán en la Constituyente ya han anunciado la posible disolución del Parlamento, controlado por la oposición, y la reforma del Ministerio Público. Esto ha causado que varios países como EE.UU., México, Colombia, Panamá, y Argentina se pronuncien en contra de los resultados de los comicios. Nuestro propio canciller, Miguel Vargas, manifestó una alta preocupación por la crisis política de Venezuela reiterando la necesidad de una negociación justa y equitativa entre las partes que intervienen en el conflicto.
Sin embargo, el diálogo ha fallado y tanto la participación de la OEA, como la comisión de UNASUR para el diálogo en Venezuela -integrada por los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Ferández y Martín Torrijos-, ha podido menguar la situación. Debido a la precaria situación de la democracia venezolana, como dominicano hago un especial llamado a nuestro exmandatario Fernández a cesar su participación en las mediaciones como señal de repudio ante el matadero que se ha vuelto la patria Venezolana. Nosotros como hermanos latinoamericanos debemos mostrarnos solidarios y tomar una posición aún más firme en contra de la opresión que como cáncer invade las venas de toda Hispanoamérica y amenaza nuestra forma de vida.