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25 de abril 2024
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OpiniónCristian D. CabreraCristian D. Cabrera

Emergencia constitucional ¿Por qué ahora?

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En publicidad y mercadeo es una de las principales estrategias utilizadas es “crear necesidades”, para hacer que un potencial cliente adquiera un producto que no necesita, esa práctica es hoy como nunca antes aplicada por los inquilinos del Palacio Nacional, con el propósito de modificar la constitución de la República.

Inmediatamente el presidente Danilo Medina comunicó el pasado martes su decisión forzada de no aspirar a ser por cuatro años más el condómino en jefe de la casona de la avenida México, se buscaron otras excusas para dar vida a quien en las circunstancias actuales estaría a las puertas de ser el ciudadano al que la ley venció su deseo, y el sello de su propia constitución impidió por nunca jamás ocupar el cargo que por siete años ha ostentado.

Unas horas después del discurso fueron suficientes para retomar la encomienda de hacer creer al pueblo que tenía dos opciones: reforma o el apocalipsis. Con argumentos más gastados que neumáticos de patanas dominicanas iniciaron la campaña para habilitar a Danilo so pretexto de reorganizar el Consejo Nacional de la Magistratura, unificar las elecciones, eliminación del voto de arrastre y otras supuestas urgencias constitucionales.

Es luego de esto que surge mi gran incógnita, ¿Por qué ahora? ¿Acaso hace apenas cuatro años no se modificó esta misma constitución a la que solo se le cambió un artículo? Es cuando me doy cuenta de la maldad con que actúa la clase que hoy detenta el poder.

Pudo en 2015 excluirse la figura del procurador general, del Consejo Nacional de la Magistratura para reducir la influencia del poder ejecutivo (y del partido gobernante) en la elección de jueces a las Altas Cortes. Luego me acuerdo que en 2017 y 2018 había que elegir los nuevos miembros del Tribunal Superior Electoral, una nueva Suprema Corte de Justicia y otros más del Constitucional y como diría la Rana René “se me pasa”.

Pudo en la última reforma allantarsele al pueblo que no era solo para habilitar a Medina y unificar las elecciones congresuales, municipales y presidenciales de cara al 2020, tomando uno de los argumentos que usan quienes piden a gritos la modificación del texto, pero luego me acuerdo que, si se usaba ese argumento para entonces, se caía una de las excusas que se utilizarían para envolver el caramelo envenenado de la habilitación del presidente luego del 2024 y también se me pasa.

Como olvidar que pudo en 2015 aclararse el tema del voto de arrastre para senadores y diputados, prohibiéndolo explícitamente en la reformada carta magna de entonces, pero no quisieron.

Y ni hablar de ponerle candado a la ley de leyes, aumentando a ¾ partes de la Asamblea Nacional Revisora los votos necesarios para modificar la ley sustantiva, pero no quisieron porque hacía aún más difícil la posibilidad de habilitar a Medina antes de abandonar la silla de alfileres.

Y fue así como caímos en este escenario donde se pretende hacer ver esa necesidad, típica de quien aún busca conservar un poder que tiene en sus manos, pero que pronto se irá, planteando como emergencia general, lo que es urgencia personal.

Esperemos que este sea el principio del fin de una era en la que el respeto al ordenamiento jurídico de nuestra Quisqueya estaba sujeta al deseo antojadizo de quien detentara y poder, y pasemos a ser una república donde prime respeto institucional.

Por Cristian D. Cabrera

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