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19 de abril 2024
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OpiniónGregory Castellanos RuanoGregory Castellanos Ruano

El servicio social de José Gutiérrez en el canal 37

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De Lunes a Viernes, por la tarde, desde la una (1:00 PM) hasta las dos treinta (2:30 PM), se emite desde Santiago de los Caballeros, a través del canal 37 de televisión de Ultra High Frecuency (UHF) y del telecable un programa de noticias dirigido y presentado personalmente por el periodista santiagués José Gutiérrez, el cual lo realiza con singular maestría y gran decencia.  El servicio que le presta José Gutiérrez a la sociedad dominicana es un servicio eminente por ser un servicio de enorme valor.

Al igual que cualquier noticiero radial, el noventa y ocho por ciento (98 %) de sus informaciones, que son las que le llegan a su despacho u oficina, son de robos y homicidios, lesiones permanentes, heridas y contusiones: la realidad inocultable, la realidad no escondible que vive todo el país.  La diferencia entre el programa de José Gutiérrez y los programas radiales radica en que a través del primero vemos los rostros de los ciudadanos víctimas, de los ciudadanos impotentes ante la delincuencia; vemos las caras de numerosas víctimas y escuchamos la impotencia de las mismas frente a la infuncionalidad de la administración de la Justicia Penal que transita fracasadamente sobre los rieles del Código Procesal Penal (CPP).  Desde ese programa se ve plasmado diariamente en imágenes concretas el víacrucis y el infierno a que con  el Código Procesal Penal (CPP) han sido condenadas las víctimas y la sociedad dominicana desamparadas.

Lo único lamentable es que el programa revelador y educativo de José Gutiérrez, por su horario, no lo ven las troqueladoras y los troqueladores de mentes y las y los de las mentes troqueladas de las madrazas de la Escuela Nacional del Ministerio Público (ENMP) y de la Escuela Nacional de la Judicatura (= de los jueces); ni los troquelados mentales representantes del Ministerio Público ni los troquelados mentales  jueces de todo el país.  Por eso éllos no pueden oir ni ver los resultados estrepitosamente desastrosos de la aplicación de su libro «sagrado« (¿?)  llamado Código Procesal Penal (CPP) de la República Dominicana; o, lo que es lo mismo, éllos no pueden  oir ni ver el fracaso estrepitoso de la administración de la Justicia Penal en la República Dominicana que funciona sobre la base de dicho código; o, lo que es lo mismo, éllos no pueden oir ni ver el triunfo de la delincuencia en la República Dominicana.  Ellos no puede oir ni ver lo que se vive desde el espanto, no pueden oir ni ver lo que es vivir en `La Zona del Espanto`.  Pero no es sólo el horario (el horario es tan sólo el pretexto) lo que les impide ver el programa de José Gutiérrez por el canal 37 de UHF y del telecable a los representantes del Ministerio Público y a los jueces penales: es que, encerradas sus mentes castradas en los estrechos moldes de los fantasiosos dogmas del cepepeísmo y aumentado su inconsciente repleto de recuerdos reprimidos sobre los tiempos de incomparable paz de los tiempos anteriores al Código Procesal Penal (CPP), tienen miedo a que su consciencia les reclame por hacerse `copartícipes de la Injusticia`; es que tienen miedo a oir sobre la multiplicación sin límites de la delincuencia; es que tienen miedo a escuchar sobre el poderío sin límites de la delincuencia; es que tienen miedo a oir y a ver las noticias de las tragedias diarias por montones de sus conciudadanos que desmontan «la perfección« (¿?)  de «la divinidad« (¿?) del Código Procesal Penal (CPP); tienen miedo a ver  revisada y desmentida la supuesta «ausencia de criminogenia« (¿?)  en las reglas e instituciones, etcétera, del Código Procesal Penal (CPP), mito este el de la supuesta «no calidad de factor criminógeno« (¿?)  del Código Procesal Penal (CPP) que es de factura, de interés y de fabricación netamente cepepeísta como expresión autodefensiva para su auto preservación; revisión y desmentido que ocurre diariamente por la realidad, la cual rotundamente, apabullantemente, desinfla ese mito: casi siempre que logran capturar a un ladrón o a una banda de ladrones éstos tienen un historial delictivo al que el Código Procesal Penal (CPP) con su `Proteccionismo de la Delincuencia` contribuye cada vez más y más a hacerlo crecer, contribuye a agrandarlo. Los fieles seguidores del cepepeísmo son, más bien, `seguidores religiosos`, porque se auto decapitaron para no pensar, para ser simples seguidores ratoniles del flautista del cepepeísmo cuya «música« (¿?) malthusiánica proviene esencialmente del `Cartel Ideológico de Argentina`, a la cabeza del cual actualmente se encuentran esencialmente los `Ideólogos Genocidas-Dioses Trágicos` Eugenio Raul Zaffaroni Cataneo y Alberto Bínder.

La supuesta «gloria« (¿?)  del «inmortal« (¿?) Código Procesal Penal (CPP)  arropa el silencio cómplice de todos aquéllos que contribuyen a las expoliaciones (= robos)  a los ciudadanos y al derramamiento de la sangre de éstos a manos de los delincuentes que andan en las calles repitiendo sus «hazañas« (¿?) gracias al cuasi-absolutizado `Estatuto de Libertad` (Artículo 15 del Código Procesal Penal (CPP)), gracias a sus ficciones estrambóticas de supuesta «razonabilidad« (¿?)  del mal llamado «Plazo Razonable« (¿?)  o «Plazo Máximo de Duración del Proceso« (¿?) y del «Plazo Máximo de la Prisión Preventiva« (¿?)  y de las revisiones de oficio que realizan los jueces a favor del delincuente y de las revisiones interminables a petición de los delincuentes; y, en fin, gracias a los `indultos camuflados` obtenidos gracias al genocida procesalismo penal cepepeísta.  El `Proteccionismo del delincuente` que realiza el Código Procesal Penal (CPP) da lugar a todo un  `Proteccionismo de la Delincuencia`. Entre tanto (o paralelamente), una plaga infernal de langostas expoliadoras  y asesinas arrasa atravesando diariamente el territorio de todo el país de Norte a Sur, y viceversa,  y de Oeste a Este, y viceversa. El Código Procesal Penal (CPP) es un clásico de la destrucción constante de una sociedad, al igual que sus homólogos de los restantes países iberoamericanos.

Repito: el servicio que le presta José Gutiérrez a la sociedad dominicana es un servicio eminente por ser un servicio de enorme valor.

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