La crisis en el caos que ya es Haití no encuentra explicación teórica suficiente -ni siquiera Estado fallido-, pues ha entrado en una fase de incertidumbre -ebullición- donde el único hilo exhaustivo-explicativo científico es el histórico-sociológico y el de coyuntura que puedan elaborar, a modo de aproximación, estudiosos respetables y no sesgado por agendas supranacionales o atrapados en prejuicios étnicos-raciales que en nada contribuyen a situar el fenómeno o crisis en su justa dimensión sociopolítica y de crisis humanitaria; pero, a la vez de “amenaza” como bien ha expuesto el acucioso y respetable historiador Roberto Cassá.
Y no hay que ser un versado en el tema, desde su perspectiva histórica, para saber que nuestro país, por décadas, no ha sido capaz de articular políticas públicas de Estado -sistemáticas y coherentes- en materia de gestión migratoria y de frontera.
Sin embargo, el neurálgico y geopolítico fenómeno se agrava a la luz de dos últimos ingredientes o aspectos -análisis y pronunciamientos- puesto sobre el tapete: a) un análisis estratégico sobre defensa y seguridad hecho por el general retirado y experto en la materia, Damian Enrique Arias Matos, que, sin pretender sembrar pánico, pone de manifiesto las debilidades nuestras en asunto de defensa, armamentos y liderazgo militar para encarar un latente conflicto bélico con Haití (tal análisis, en nuestra opinión, amerita una respuesta -con el mismo nivel expositivo e ilustrativo-; o, al menos, que se ha tomado nota). Y b) las más recientes declaraciones del canciller haitiano, Lener Renaud, sobre que no recibirán ningún nacional haitiano nacido en República Dominicana (tal declaración es grave, pues son miles las parturientas haitianas en nuestros hospitales. En consecuencia, se impone, de nuestro lado, asumir las providencias de lugar ante ese anuncio que se agrega a un fenómeno ya más que fáctico -para los intereses nacionales y nuestra soberanía-).
En fin, que ya es hora de que nuestro gobierno, con el apoyo de todos -sin banderías políticas-, re-defina e implemente políticas de Estado sistemáticas en materia de gestión migratoria, defensa y frontera. Pero, sobre todo, de salvaguardar nuestra soberanía y paz social, pues es evidente la intención aviesa de actores políticos haitianos, supranacionales y de quinta columna interna que están atizando el tema en dos vías: 1) para apuntalar y aglutinar simpatía electoral bajo el argumento de la confrontación y exacerbación del anti-dominicanismo y el nacionalismo haitiano –Claude Joseph y comparsa-; y 2) los defensores de la agenda fusionista y de una salida dominicana al tema haitiano que, dicho sea de paso, nuestro gobierno ha rechazado de plano en todos los foros nacionales e internacionales.
Entonces, es ahora o nunca…..!
Por: Francisco S. Cruz