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23 de abril 2024
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OpiniónVíctor Manuel PeñaVíctor Manuel Peña

El problema del financiamiento en la economía pública a propósito del Coronavirus

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El Coronavirus al golpear muy severamente las estructuras mismas de la economía –el turismo, las zonas francas, las remesas y las exportaciones en sentido general- está golpeando muy sensiblemente los ingresos o entradas de divisas a nuestro país.

Y ello es así porque la economía dominicana es desde los ochentas una economía esencialmente de servicios.

Es el Estado, y no el mercado, el llamado a asumir un papel gigante o estelar en la reconstrucción y reparación del sistema económico dominicano.

Es obvio que el Estado dominicano tendrá que asumir ese mismo papel en enfrentar la contracción de la economía dominicana y también la recesión de la economía mundial en este año 2020.

El Estado tiene que asumir también la protección de los empleados despedidos, de los trabajadores informales y de los sectores sociales vulnerables.

Por necesidad el gasto público en salud ha de dispararse a niveles insospechados. Y esto es así aún asumiendo la racionalidad y efectividad del gasto público.

El Estado dominicano está obligado por la fuerza de las circunstancias, representada por los efectos destructores del enemigo invisible del Coronavirus, a aplicar ya una política económica de carácter expansivo.

Esa necesaria e inevitable expansión del gasto público disparará el déficit público, y lo disparará a niveles extremos no solo porque el coeficiente de tributación (presión tributaria) es apenas de 13.9%, sino porque en el contexto de esta gran crisis del Coronavirus no hay forma de reestructurar, a través de una reforma tributaria, el sistema tributario dominicano, por lo que es imposible en el corto plazo aumentar de manera significativa el coeficiente de tributación efectivo o presión tributaria efectiva para cubrir la mayor parte de la necesidad de financiamiento a nivel del sector público.

Está claro que al dispararse el gasto público y mantenerse igual el coeficiente de tributación se dispara también la necesidad de financiamiento como porcentaje del PIB.

Así la necesidad de financiamiento como porcentaje del PIB podría dispararse a 10 o a 15%.

Lo lamentable de todo esto es que esta desgracia del Coronavirus nos agarra en un momento en que debido al manejo irresponsable de las finanzas públicas por parte de este gobierno la deuda pública está por encima del 50% como porcentaje del PIB.

¿Qué hacer para cubrir esta necesidad de financiamiento del sector público?

El camino más fácil sería transitar el del endeudamiento externo concertando préstamos con organismos de cooperación multilateral y emitiendo bonos soberanos para colocarlos en los mercados financieros internacionales.

El otro camino sería suspender el pago del servicio de la deuda externa, pero si esto el país lo hace solo nos cerraría automáticamente las puertas del crédito internacional.

El otro camino sería utilizar la Cancillería y la diplomacia dominicana para presionar al G-20 y a los organismos de cooperación multilateral – FMI, Banco Mundial y BID-  a crear un fondo de solidaridad para ayudar a los países pobres a fortalecer, financieramente, su capacidad de resiliencia.

Frente a la insensibilidad del G-20 y la apatía de los organismos de cooperación multilateral, esta petición podría diluirse en el tiempo y caer en el vacío.

El otro camino sería mirar hacia el mercado interno. Que el gobierno coloque bonos a través del Ministerio de Hacienda para que sean adquiridos fundamentalmente por las administradoras de fondos de pensiones y que el Banco Central, por su parte, le preste al gobierno central parte del préstamo en dólares o la totalidad del mismo que ha obtenido en calidad de préstamo del FMI.

Esta última vía o camino habrá que combinarse con la emisión de bonos soberanos para colocarlos en el exterior.

Otro camino que hay que recorrer simultáneamente es el de transitar un camino contrario al de la depreciación sostenida de la moneda, de tal manera que la moneda nacional o el tipo de cambio se aprecie en algunos puntos frente a la moneda de referencia, para de esa manera disminuir el costo de la deuda pública en moneda nacional.

A nivel del sector privado, como consecuencia de la hegemonía de las expectativas negativas y de la incertidumbre que se ha apoderado de los privados,  ha crecido exponencialmente, paralelamente con el Coronavirus, el espíritu especulativo, y esa fuerza de la especulación se está expresando a nivel del mercado cambiario: en tiempos de esta gran crisis los agentes privados se están refugiando en el dólar, situación que explica, en parte, el incremento sostenido del tipo de cambio, es decir, la depreciación agigantada y sostenida de la moneda nacional frente a la moneda de referencia.

Y lo lamentable de esto es que la depreciación de la moneda nacional no se ha expresado ni se va a expresar de manera concreta en un mejoramiento de la competitividad de las exportaciones, dada la recesión provocada por el Coronavirus.

Ni la inyección de 57 millones de dólares al mercado cambiario por parte del Banco Central ha podido frenar o detener la depreciación de la moneda criolla: La fuerza de la especulación se ha impuesto avasalladoramente!

El nuevo gobierno a partir del 16 de Agosto tendrá que enfrentarse a una situación muy delicada, por lo que se precisa de una gran dosis de experiencia y de capacidad para gerenciar la gran crisis dominicana que se expresa con fuerza a todos los niveles.

Autor: Dr. Víctor Manuel Peña

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