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19 de abril 2024
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OpiniónMihail GarciaMihail Garcia

El PLD y la revolución moral

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La metáfora es una herramienta literaria de gran valía para quienes ejercen la escritura y la oratoria como forma de emitir sus ideas.

Según el diccionario de la RAE la metáfora es una “Figura retórica de pensamiento por medio de la cual una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza”.

Tras esta definición, se esclarece en su totalidad la intención que tuvo el dirigente del Partido de la Liberación Dominicana, Manolo Pichardo, cuando, tomando como ejemplo una metáfora de don Juan, realizó un símil de ésta al sugerir que había que “desgusanizar” la estrella del PLD de los oportunistas que llegaron a militar en el gobierno.

Algunos se sintieron aludidos y llegaron hasta a insultar a Pichardo, olvidando que Bosch, hizo lo propio cuando pidió la “desgarrapatización” del buey del PRD o cuando expresó que nadie sentía más desprecio que él por los oportunistas que hacen política pensando en el cargo público que tendrán.

Por eso Bosch salió del PRD y formó el PLD, ya que el oportunismo pululaba en la dirigencia del partido blanco, cosa que de un tiempo acá ha venido pasando con algunos dirigentes del partido morado que, ayudados por personas que llegaron a militar en el gobierno, dan estocadas al lienzo moral que sostenía la estrella de la liberación nacional.

De manera que, todo peledeísta sensato debe apoyar que ese partido se avoque a una revolución moral, que saque lo malo, que limpie el partido de Bosch.

Se debe trabajar para quitar la percepción de corrupción que, por la metida de pata de unos pocos, quiere adjudicársele a dicho partido.

Es sensato el pedido de Pichardo porque en esencia lo que busca es devolver el vigor a un partido que ha hecho mucho por el desarrollo del país. Un partido que ha impulsado la economía, la seguridad social, la infraestructura, en fin, un partido que ha cambiado el país.

Los peledeístas no deben permitir que se soslaye todo lo hecho en sus gobiernos, por miedo a la autocrítica, al análisis interno, que permita corregir errores y asumir nuevos compromisos que hagan sinergia con su motivo fundacional de conseguir la liberación nacional.

Quedan muchos retos, el sistema de partidos dominicanos se “fulgora” con la estrella amarilla, por tanto, hay que  quitar todo lo que la opaque o intente opacarla. Porque como decía don Juan “Lo que tiene que tener un partido político no es una mayoría de miembros, sino una gran autoridad moral sobre su pueblo”.   

Por Mihail García

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