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25 de abril 2024
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OpiniónFrancisco S. CruzFrancisco S. Cruz

El PLD, los tiempos y su cúpula

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Al parecer el PLD está obviando algo del ABC de la política: los tiempos -el momento sociopolítico o la coyuntura política actual- y que, una “mayoría ciudadana-electoral le otorgó en las urnas -Julio-2020- la representación de partido cabeza de oposición, o que política es presencia en todos los escenarios, al margen de cualquier circunstancia y que un partido es el conjunto de la acción política planificada-diaria de sus líderes. Y, como ha dicho José -Pepe- Mujica, expresidente de Uruguay, no se juega o se hace política desde un escritorio sin interactuar con la gente. Política es movimiento.

Para el PLD: ¿cuál es el tiempo actual? Desde mi exigua óptica, reafirmarse, en la acción política, como cabeza de oposición y dejarse sentir como tal con su cúpula, en pleno, al frente y el que, por la razón que fuere no pueda o quiera, solicitarle o exigirle poner a disposición del partido la posición y ser relegado por otro cuadro dispuesto a cumplir con el preclaro predicamento de una de sus figuras emblemática “la pelea es peleando”.

De modo que hablar, por ejemplo, de alianzas, en estos momentos, es obviar lo categórico y menos si se trata de “alianza” con quien solo se nutre de tu nicho electoral. Alianzas, en el PLD, debería contemplarse, con quien sea, post-elección candidato oficial de cara a 2024. No antes, pues, indirectamente -y siendo cabeza de oposición-, se envía un mensaje errático y se debilita al que resultase candidato. Además, es tiempo de que el PLD debe reafirmase, como cabeza de oposición, ejerciendo, con determinación y como sabe hacerlo, la representación política-electoral que el pueblo le dio, y para ganar, de cara a 2024, ensancharla, aún más, desde el objetivo-estratégico partidario, no diluyéndose o saltándose los tiempos….

Obviar los tiempos, en política, es error capital que se paga con derrota, perdida de espacios; o peor, de nicho electoral o merma, en la percepción pública, de la representación por falta de acción política de sus líderes donde se hace la política: en los distintos escenarios (poderes públicos, medios, frentes de masas; y, sobre todo, escuchando al todo orgánico -el partido geografía-diversa). Si no se hace eso, el partido es una ficción, siglas o un conglomerado de contempladores a la defensiva. Y así no se construye victoria política-electoral, aunque se le quiera llamar a eso estrategia o queochocuentos.

Una estrategia, en medio de un ataque de disímiles frentes y variados matices, no puede recibir respuesta modo avión -mudo- o la defensiva-ofensiva esporádica de uno o dos, mientras cúpula, cuasi en pleno, hace otra lectura o está en la grada….

Una petrificación jerárquica política así manda un mensaje desalentador hacia dentro y hacia fuera; y encima, cualquiera te diputa, como en efecto, vía cualquier estrategia, la representación o jerarquía electoral que nadie te regaló, sino que se te otorgó para que la ejerza en acción política y siempre reafirmando esa “mayoría electoral” que tampoco es estática o de bolsillo.

Entonces, para el PLD los tiempos, lo repito, deben estar claros: a) reafirmación, diaria y de acción política en todos escenarios como cabeza de oposición, b) alianzas sí, pero después de elegir su candidato -elecciones 2024-; y c) escuchar el todo orgánico -el partido geografía-diversa (quedan muchos asuntos internos pendientes de autocrítica y rectificación organizativa)-, y comandante de fusil caído, o en modo avión, reemplazarlo. Sencillo.

Solo así, se ejerce acción política, se reafirma una categoría o supremacía política-electoral y se pasa de la defensiva a la ofensiva que puede y debe ser, en primera instancia, constructiva, pero, también, de confrontación, distensión o repliegue táctico-estratégico; pero jamás de declacionismo o, partido de oficina, siglas o escritorio.

Por último, la polarización política-electoral PRM-PLD está planteada -por una serie de razones políticas, electorales y hasta históricas-; pero ojo, eso no es estático o de bolsillo.

Por Francisco S. Cruz           

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