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23 de abril 2024
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OpiniónJuan LópezJuan López

El Masacre profundiza crisis de Haití

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En todo el hemisferio occidental, la vecina república de Haití es la más pobre. Desde hace décadas tiene los mayores índices de desempleo y analfabetismo.

El sistema sanitario haitiano es muy deficitario, su PIB disminuye cada año,  escasean los productos de primera necesidad, su montañoso terreno ha sido depredado, prácticamente sin árboles y el agua potable es exigua; todo lo cual produce frecuentes emigraciones masivas de haitianos  en condiciones infrahumanas,  apelando al legítimo derecho a sobrevivir.

Además de la precaria situación económica, Haití  atraviesa por una compleja crisis sanitaria y social. Desde hace tres semanas la pandemia del coronavirus rebrotó  y  está azotando. Más de 15 mil contagiados, con  365 fallecidos, con pocos hospitales que resultan insuficientes para atender a tal cantidad de enfermos.

Las calles son cada vez más inseguras porque bandas de delincuentes armados han impuesto el terror colectivo mediante frecuentes secuestros,  extorsiones y muertes.  También las manifestaciones políticas con  protestas y huelgas, destrucción de propiedades públicas y privadas; cientos de presos, heridos, muertos y hasta  enfrentamientos violentos entre  facciones de la misma Policía Nacional.

El ambiente político está ardiendo. El presidente Moise pretende realizar un referéndum para modificar la constitución, el próximo 27 de junio, y efectuar elecciones generales, el 19 de septiembre de este año.

Mientras tanto, la oposición política (150 diferentes partidos) y la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil se oponen, radicalmente, a las dos actividades. A cambio solicitan la renuncia del presidente Moise y la formación de  una comisión provisional de transición para que organice y realice las elecciones para el 2022.

Por improcedente y excluyente, el referéndum  ha sido rechazado por la comunidad internacional (OEA, EE.UU., Canadá, Francia, etc.). Por igual, los católicos mediante una carta de la Conferencia del Episcopado de Haití, se expresaron así:

“Le imploramos al presidente Moise que evite que el país conozca días más oscuros e incluso peores que los que conocemos ahora. Seguir adelante con el referéndum sumirá al país en una crisis aún más profunda. La actual situación social y política de división, desconfianza y violencia de todo tipo no es nada favorable para un proyecto de esta envergadura”.

Ante tantas presiones políticas y sociales, el Consejo Electoral Provisional acaba de informar, este 5 de junio, que “espera una evaluación de las autoridades de salud y las opiniones técnicas  para tomar una decisión en relación a un posible cambio de las fechas del referéndum y  electorales”

A esa convulsa y complicada crisis sanitaria, económica, política y social que, lamentablemente, padece Haití, sus autoridades decidieron agregarle otro conflicto de trascendencia internacional: La construcción unilateral de un canal para desviar las aguas del río Masacre, cuyo origen y principal trayectoria de su cauce  está en RD.

Sobre este conflicto, varios especialistas en la cuestión haitiana sostienen la siguiente hipótesis: La radicalización del conflicto RD Vs. Haití en torno al río Masacre obedece a  una estrategia política con objetivos internos y externos:

  1.      a) Por la debilidad institucional del Estado y la pobreza de Haití, la comunidad internacional se inclinaría a favor de Haití. b) Por razones históricas y sentimentales, las máximas autoridades recibirán adhesión de la élite económica e intelectual y gran parte de la oposición  política apoyaría los planes del gobierno  frente a la RD.

Al margen de la comprobación o no de dicha hipótesis, ojalá que el presidente Moise optempere a la solicitud que al respecto le hizo el gobierno dominicano: “Paralizar la construcción del canal para retomar conversaciones técnicas y diplomáticas entre comisionados de los dos países para zanjar, amigablemente, las diferencias. Si fuera necesario, se acudiría a la mediación internacional.

Observando desde la distancia la múltiple crisis sanitaria, económica, política y social, que se profundizará si se le agrega el conflicto internacional por la construcción del canal para succionar las aguas del Masacre, nos atrevemos a sugerir estas dos sanas recomendaciones:

1.- La realidad se impone a los deseos e intereses personales. Por lo tanto, procede que el Presidente y el Consejo Electoral Provisional acepten la solicitud del Episcopado y desestimen el referéndum, dejándolo  a las autoridades que resulten electas en los próximos comicios. Entonces se dediquen a organizar, a la mayor brevedad,  las  elecciones de las que saldrán las nuevas autoridades.   !Esta decisión fortalecerá la institucionalidad y contribuirá con la paz social de Haití!

2.- Urge que las autoridades haitianas  suspendan la construcción del canal para desviar las aguas del río Masacre. Retornen al diálogo diplomático y técnico porque es imprudente, insensato y temerario  continuar con la construcción del canal sin previo acuerdo con las autoridades dominicanas.

¡Ojalá las autoridades haitianas sean capaces de vislumbrar el futuro de dicho proyecto y acepten estas bien intencionadas sugerencias!

 

Por Juan López

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