“El grito de las mariposas” cargado de imprecisiones

Por Alex Quezada viernes 17 de marzo, 2023

Cuando escribo estas líneas apenas he visto siete de los trece capítulos de la serie “El grito de las mariposas”, de la productora Starz+, creada por el argentino Juan Pablo Buscarini y filmada fuera de República Dominicana. Considero que es propicio hacerlo, más cuando detecto que se van sembrando una cadena de imprecisiones que su staff de seis guionistas -ninguno dominicano- va plantando en el camino y tienden a trastocar la historia real o más bien la percepción de ciertos espectadores jóvenes, en cuanto a varios sucesos de la dictadura de Trujillo –de entre 1930 y 1961-, lo que evidencia falta de documentación y asesoría, aunque se especifique que “los personajes y sucesos representados son productos de una creación con fines dramáticos“.

La premisa, ubicada en 1999, de que la periodista devenida en escritora Pilar Macías (interpretada por Belén Rueda) esté recabando la historia de las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, previo a una asamblea de las Naciones Unidas para la exaltación de su lucha contra el citado régimen dictatorial, a priori nos parece interesante pues va a recorrer ciertos tramos de eventos de ese pasado.

Pero cuando inician los flashbacks aflora lo que más temíamos. La carga de acentos no dominicanos en los diálogos es penosamente abrumadora. Apenas cuatro personajes se desempeñan como tal, la inmensa mayoría es puro cubano y colombiano. En este aspecto la joya de la corona son los diálogos de Minerva Mirabal (interpretada por la dominicana Sandy Hernández), donde se nota un esmero en este personaje, sin dudas el mejor acierto.

El mal casting afecta la obra, tanto como el cambio u omisión de nombres reales del 95 por ciento de los personajes; con un Petan Trujillo (Héctor Noas) tan cubano como Tres Patines y más atento a un cabaret que a su radiodifusora La Voz del Yuna (fundada en 1943 y nombrada como La Voz Dominicana desde 1950) y se dilata en hacer mención o insinuación de tal entidad, cuando aquello fue epicentro de grandes acontecimientos artísticos de categoría continental.

Se nos plantea una escena de la matanza de haitianos de 1937, con un casting de victimas con piel más clara que la inmensa mayoría del mulato dominicano, o sea, no tienen piel de haitianos, y es contraproducente que veremos servidumbre de piel más negra en dos casas de Trujillo.

Los trastrueques se mantienen en otros sentidos: el rapto y asesinato del periodista y catedrático Jesús de Galíndez, de marzo de 1956, se antepone a un inserto de imágenes reales de la visita de Trujillo a España en junio de 1954 -cuyo viaje también aprovechó para la firma del Concordato con la Santa Sede-; pero ambos eventos se anteponen a las negociaciones para la instalación del medio televisivo en el país, inaugurado en agosto de 1952.

Las figuras y/o menciones de Porfirio Rubirosa, María Montés, Joaquín Balaguer y otros personajes de la época no están en escenas; apenas Ramfis tiene dos apariciones fugaces, y así sucesivamente se notan otras ausencias y omisiones. En lugar de ‘parque Colón’ o ‘parque Independencia’, un grupo de reaccionarios al régimen hablan de una marcha-protesta en la ‘Plaza Central’, vocablo que no existía para la época. Esto podría parecer una nimiedad, pero los nombres de parques, hospitales, calles, carreteras o cárceles, son parte del imaginario colectivo de cada sociedad o comunidad.

Entre los demás aciertos del reparto vale destacar al colombiano Jairo Camargo (haciendo de don Enrique Mirabal); al cubano Luis Alberto García (como Rafael L. Trujillo hasta que llega el momento de sus diálogos); el mesurado rol de Maridalia Hernández con su rostro bañado de tristeza como madre de las Mirabal. También fue de cierto agrado ver a Anthony Álvarez (que por segunda ocasión se involucra en esta historia, la primera fue “En el tiempo de las mariposas, de 2001), y al amigo Michael Curiel, quien tiene unos cameos muy naturales para su personaje de Raúl. Pero en general, no se puede pedir mucho en la composición del casting cuando en esencia esto es cuestión de negocio y mercado, y al final del día hay que debe vender el producto.

Por otra parte, consideramos acertado el tema ‘Era gloriosa’, una danza, composición de Pedro Néstor Pérez, en una versión instrumental para los créditos iniciales; y, aunque si bien se exponen canciones como ‘Y’, ‘Palo bonito’ o ‘Ay! cosita linda’, nos satura el exceso de segmentos de estilo de cumbias y reiteraciones de otras músicas que no eran parte del espectro local.  Por ahora lo dejo hasta aquí, hasta ver qué nos traen los próximos capítulos y si son tan alentadores que nos motiven a echarle otros párrafos.

Por Alex Quezada / Santo Domingo, R.D.  / marzo, 2023

 

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