Han transcurrido 75 años de la creación del mayor órgano regulador de los países del planeta. Desde entonces, siendo propulsores de un sinnúmero de iniciativas para mantener un mundo relativamente armonizado.
Como consecuencia, las políticas de desarme nuclear, la alimentación, la protección a los derechos humanos y la paz mundial han sido de los temas más importantes, en la agenda de esa organización global. Pero con el devenir del tiempo, y los considerables avances conseguidos por la humanidad en los aspectos económicos, sociales y políticos surgen otros temas no menos importantes a los anteriormente expuestos.
Ejemplo de ello son: la trata de persona, el desarrollo tecnológico, el tráfico de drogas, el terrorismo, el cambio climático entre otros.
Cada una de esas materias con sus respectivas resoluciones condenatorias. Actualmente, el más resonado luego del cambio climático, ha sido el terrorismo. En tal sentido, la Asamblea General ha emplazado a potencias de primer orden a eliminar de inmediato el suministro de armas a países de África y Medio Oriente, con fines de “independizar territorios” o luchas que estos consideren justas.
No obstante, dado los acontecimientos de terror que se suscitan cada semana, en diferentes partes del mundo, específicamente, África, Eurasia y Medio Oriente nos hacemos la pregunta: ¿qué tan efectiva han sido las resoluciones que condenan a los Estados miembros, o, qué tanto los Estados sancionados acatan dichas resoluciones?
Desde una perspectiva, sería poco complicado analizar los niveles de eficacia de las medidas regulatorias o sancionadoras de la organización. Basta solamente con ver una proyección inmediata en la disminución de las acciones castigadas. De manera que, una simple alternativa de medir tales proyecciones sería observando un desacelere significativo de las informaciones que divulganhechos terroristas cometidos.
Por otra parte, una forma más sustanciosa de ver ese cambio sería: la muestra de un impulso superiorde colaboración por los Estados más afectadosconcomitantemente con la Organización. A fin derealizar intercambio de inteligencia, operaciones y cooperaciones intergubernamentales más disciplinadas. Todo eso por supuesto, mediante convenios o tratados que los vinculen jurídicamente.
De modo que, lo más beneficioso para todos, será buscar de manera implacable para posteriormente castigar, a través de un proceso judicial internacional, a los que distribuyen las herramientas necesarias para las acciones que causan terror. Asítambién, materializar la desarticulación parcial o total de cualquier célula personal o institucional que esas organizaciones puedan tener en el ámbito social, financiero, político o religioso.
Reafirmación de su influencia
Solamente buscando las medidas más ajustables para hacer que todos los Estados grandes o pequeños, cumplan de manera categórica con las resoluciones emitidas por los órganos competentes de Naciones Unidas, ante cualquier tipo de amenaza a la humanidad, se logrará mantener viva la esperanza de que aún persiste en los Estados miembros, una influencia poderosa y respetada;capaz de generar un cambio verdadero.
Con ánimos de darle energía a la influencia que posee Naciones Unidas, cabe mencionar que es también, un compromiso de todos los Estados miembros y las distintas organizaciones que componen la comunidad internacional, realizar esfuerzos responsables. Con el objetivo de hacer que las resoluciones en cualquier aspecto, sean ejecutadas con firmeza y seriedad. Además, que cada una de ellas sean efectuadas sin privilegios. Esdecir, de igual manera en aplicación para cualquier Estado.
Todo eso, obviamente, con la intención de poner en práctica mayor consolidación en las decisiones existentes. A fin de promover a los Estados que conforman el organismo, una implicación más recia en cuanto obedecer los dictámenes de la Organización de las Naciones Unidas, e impulsar a esta a emitir resoluciones más consensuadas, justas y razonables.
Será en lo adelante un gran reto del que todos tenemos que ser partícipes.