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18 de abril 2024
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OpiniónMiguel ColladoMiguel Collado

El General Juan Pablo Duarte fue un patriota poeta

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Juan Pablo Duarte era el cuarto hijo del español  Juan José Duarte Rodríguez  y de la dominicana Manuela Diez Jiménez, oriunda de Santa Cruz de El Seibo.  Había nacido el 26 de enero de 1813 en la ciudad de Santo Domingo. Su familia residía en la zona colonial de la ciudad de  Santo Domingo, específicamente en la Calle del Caño, en la casa hoy marcada con el número 308 de la actual calle Isabel La Católica, próximo a la parroquia Santa Bárbara, donde fue bautizado el 4 de febrero de 1813. Éramos una colonia del imperio español en ese momento, como también lo eran Cuba y Puerto Rico.

Aunque no fue propiamente un escritor de oficio, cabe repetir la retórica pregunta que en su antología Del romancero dominicano lanza al aire, como si fuera un reto, el historiador Emilio Rodríguez Demorizi: «De Duarte, Fundador de la República, se ha dicho siempre que no presumía de poeta. Sin embargo, ¿quién, en su tiempo, puso en sus escritos igual intensidad dramática, igual concentrada amargura en sus versos?»(1)

Y es que en Duarte no tan sólo había una sensibilidad social ―puesta de manifiesto en su acendrado amor hacia su patria―, sino también una fina sensibilidad artística: su poesía y su pasión por la música son evidencias inequívocas de ello, pues sabía ejecutar la guitarra, el piano y la flauta.

Era un hombre culto y con una clara conciencia del poder del arte como medio de lucha, como instrumento eficaz para crear conciencia social. De ahí la relevancia alcanzada por el teatro en las jornadas libertarias desarrolladas por la organización revolucionaria denominada Sociedad Patriótica La Trinitaria (1838), a la que la historia le ha reservado merecidos capítulos con letras de oro. También merece mención la Sociedad Dramática (1840), Teatro de los Trinitarios, en el que «Duarte actúa como apuntador».(2)

En la citada obra del brillante compilador Rodríguez Demorizi ―bajo cuyas orientaciones nos iniciamos en la investigación histórica―, aparece un romance de la autoría del patricio en el que éste expresa su dolor por haber sido desterrado, en 1844, por disposición de Pedro Santana. Es importante consignar que el romance era una forma de expresión poética de carácter épico, que llega al continente americano con los conquistadores españoles en el siglo XVI. He aquí el romance escrito por Duarte:

 

Romance

 

«Era la noche sombría
y silenciosa y de calma;
era una noche de oprobio
para la gente de Ozama;
noche de mengua y quebranto
para la Patria adorada,
el recordarla tan solo
el corazón apesara.

Ocho los míseros eran
que mano aviesa lanzaba
en pos de sus compañeros,
hacia la extranjera playa.

Ellos que al nombre de Dios,
Patria y Libertad se alzaran;
ellos que al Pueblo le dieron
la Independencia anhelada,
lanzados fueron del suelo
por cuya dicha lucharan;
proscritos, sí, por traidores
los que de lealtad sobraban;
se les miró descender
a la ribera callada,
se les oyó despedirse
y de su voz apagada
yo recogí los acentos
que por el aire vagaban».(3)

Por ese poema y otros de la misma naturaleza,(4) Duarte podría ser considerado uno de los pioneros de la llamada literatura de protesta en la historia de la literatura dominicana, teniendo como lejano antecedente al dramaturgo Cristóbal de Llerena con su célebre entremés contra la colonización española en la Isla en el siglo XVI, considerado «primer escritor disidente de La Española».(5) Leamos otro, «La cartera del proscrito», que es una pieza desgarradora, taladrante para cualquier exiliado, para cualquier expulsado de su tierra natal:

 

La cartera del proscrito

«Cuán triste, largo y cansado,
cuán angustioso camino,
señala el Ente divino
al infeliz desterrado.

Ir por el mundo perdido
a merecer su piedad,
en profunda oscuridad
el horizonte sumido.

Qué triste es verlo pasar
tan apacible y sereno,
y saber que allí en su seno
es la mansión del pesar.

El suelo dejar querido
de nuestra infancia testigo,
sin columbrar a un amigo
de quien decir me despido.

Pues cuando en la tempestad
se ve perder la esperanza,
estréllase en la mudanza
la nave de la amistad.

Y andar, andar errabundo,
sin encontrar del camino
el triste fin que el destino
le depare aquí en el mundo.

Y recordar y gemir
por no mirar a su lado,
algún objeto adorado
a quién ¿te acuerdas? decir.

Llegar a tierra extranjera
sin idea alguna ilusoria,
sin porvenir y sin gloria,
sin penares ni bandera».

Juan Pablo Duarte era un artista de la palabra y sabía el valor y el poder contenidos en ella: «Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian», dijo en algún momento estelar de su vida. Falleció, en el destierro más atroz, en Caracas (Venezuela), el 15 de julio de 1876. Sus restos reposan en la Capilla del Altar de la Patria, en el Parque Independencia de la ciudad de Santo Domingo.

A continuación transcribimos un poema que el poeta dominicano Rafael Abreu Mejía (1939-2004) escribiera como tributo al patricio y que aparece en la en la antología poética Visión del Padre de la Patria a través de doce poetas dominicanos, editada por el poeta Mateo Morrison en el año 2013 con ocasión de celebrarse el bicentenario del natalicio del General Juan Pablo Duarte:

 

Duarte

Por Rafael Abreu Mejía

 

«Sacrílega la voz que te nombra

deslizando la serpiente en la palabra

Repercuten los hipócritas

mejorando cada día

la técnica de hacer caretas

Tránsfugas que se superan a sí mismos

alcanzando los dinteles de la pompa

Siempre en las primeras páginas

en los programas de panel

n el perfume de los arreglos florales

La mentira sobre el azul se quiebra

sobre el blanco se quiebra

Solo la verdad de tu palabra

quedará

Sobre el rosado de la rosa

de Ia Patria».

 

NOTAS:

(1) Emilio Rodríguez Demorizi. Del romancero dominicano. 2 ed. Barcelona, España: Gráficas M. Pareja, 1979. P. 67.

(2) Jorge Tena Reyes, Comp. Duarte en la historiografía dominicana. Santo Domingo: Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, 1976. P. 18.

(3) Emilio Rodríguez Demorizi. Op. cit.: pp. 67-68.

(4) Otros poemas escritos por Duarte son: «Súplica», «Desconsuelo», «Antífona» y «Tristeza de la noche».

(5) Ver: René C. Izquierdo. «Cristóbal de Llerena: un dramaturgo disidente: La española, Siglo XVI». Internet:http://www.baquiana.com/Numero_XVII_XVIII/Ensayo_III.htm (27-01-12)

Por Miguel Collado

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