El ejercicio de la política se basa esencialmente en la confianza. Y así es todo en la vida, pues las relaciones de amistad, de negocios y los amores igual se montan en ese factor, el que puede ser tan fuerte como una roca o tan frágil como un cristal.
Cuando los electores muestran desapego por el ejercicio de los políticos es porque han perdido la confianza en lo que dicen y en lo que hacen. Sin embargo, la gente siempre tiene la necesidad de creer en algo y así cuando es decepcionada busca la contraparte de quien o quienes han generado la quiebra de la confianza.
Y es ahí donde los aspirantes y candidatos tienen espacio para construir confianza. Sobre todo, para convocar con entusiasmo a la esperanza.