El turismo es una industria con vocación exportadora de manera natural. Es decir, nos vincula al exterior y los estándares de calidad que nos exige este mercado grande nos obligan a dar lo mejor en un escenario sumamente competitivo. Con ello exportamos internamente, pues en vez de enviar los bienes y productos traemos a las personas que amplían el consumo interno.
Sus efectos resultan multiplicadores por la gran cantidad de actividades a su alrededor. Es una industria modernizadora, física y mentalmente, y nos obliga a cuidar los recursos naturales para preservarla, por lo que es tan necesario un plan estratégico de este sector de la economía, en el que sin dudas tenemos avances significativos.