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24 de abril 2024
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OpiniónRamón CabralRamón Cabral

El discurso de Abinader fue valiente

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El discurso pronunciado por el presidente Luis Abinader en la Asamblea Nacional para rendir las cuentas (en realidad solo le corresponden 6 meses), como es lógico, recibirá opiniones en contra y opiniones a favor, criticas desfavorables y otras que lo favorecen.

Yo me cuento entre los ciudadanos que tienen todo el derecho y la facultad de referirse, en bien o en mal, de lo que haya dicho un presidente en un discurso de rendición de cuantas.

Más que eso, después que lo escuché, reflexioné lo más sincero posible que pude, para poder emitir una opinión lo más sincera posible, esto es, al margen de las opiniones de carácter políticas.

Para mi ha sido una pieza oratoria muy valiente por parte del presidente Abinader, que nos muestras las sinceras preocupaciones del primer mandatario respecto a la delicada situación en la que nos encontramos en nuestra nación.

En esta magnifica exposición, el presidente Abinader hizo referencia a casi todos los sectores gubernamentales, exceptuando el deportivo, el que no mencionó por ningún lado, no sabemos porqué, pero es así.

Claro está,  el presidente no sólo se refirió a muchos temas de la vida nacional, sino que planteó las debidas soluciones para cada sector en particular o para cada problema en particular, poniendo de manifiesto la voluntad y la determinación del tren gubernamental de encarar y resolver los problemas más acuciantes para los ciudadanos de nuestro país.

Temas como la compra de vacuna, la empleomanía, la prioridad en el uso de la mano de obra nacional, así como la salud de la población, la alianza privada-gubernamental para plantear reglas claras y precisas, los problemas de la educación, de la vivienda, etc., fueron importantizados por nuestro presidente.

O sea, el presidente hizo referencia sobre lo que ha hecho hasta ahora y de lo que pretende hacer para abordar los problemas nacionales para los próximos meses.

Para nadie es un secreto que el actual presidente de nuestra nación a su llega al Palacio nacional encontró un país totalmente en ruina, en quiebra y en crisis debido a las malas administraciones gubernamentales de los desgobiernos del Partido de la Liberación Dominicana. No obstante nuestro primer mandatario dio muestra de optimismo, ante la coyuntura negativa en la que nos encontramos, por la pandemia que nos arropa de los pies hasta la cabeza.

Independientemente de las valorizaciones de la pieza oratoria del presidente Abinader, la realidad es que la situación del país es sumamente delicada, y me parece que esta situación delicada no es un asunto exclusivo del presidente y de los actuales funcionarios de la nación, esta delicada situación nos compete a todos los dominicanos, sin importar sus condiciones sociales y partidarias.

Y así están muy bien las propuestas, proyectos y reformas para hacer avanzar la modernización y el anhelado progreso en las diferentes áreas del quehacer nacional.

El presidente ha dejado bien claro que se hacen necesario definir con claridad meridiana las propuestas, los proyectos, los planes, las metas, los objetivos y, sobre todos las reformas que tantos se necesitan para que nuestro país pueda zarse por los verdaderos caminos del desarrollo humano.

Claro, el presidente ha precisado que nosotros, como nación, para poder superar los principales problemas que nos afectan y que no nos permiten superar nuestros atrasos, debemos asumir un verdadero proyecto de desarrollo nacional en lo económico y en lo social, lo que constituiría la principal estrategia en estos difíciles momentos.

Aquí tenemos que referirnos necesariamente a la situación y la capacidad financiera del gobierno, una situación que no es, en modo alguno, muy halagüeña, pues la situación tributaria, la distribución, la composición y la estructura del gasto público, el gravísimo déficit fiscal, el espinoso problema de la deuda pública, los niveles de endeudamiento y su relación con el PIB, son los principales elementos de esta delicada situación financiera del gobierno, lo que debe movernos a preocupación, para poder salir airoso de esta situación de difícil en la que nos encontramos.

Es verdad que tenemos la imperiosa necesidad de la recuperación de la economía de la nación, por lo que  la implementación de una reforma tributaria sería contraria a dicha recuperación.

Para mi existen dos caminos que tendremos que transitar a la corta o a la larga, inevitables por que no podemos evadirlos por más que queramos, estos son el endeudamiento externo y la negación de las obligaciones internacionales del Estado dominicano, caminos que tendrán que recorrerse aún a regaña diente.

Hasta ahora, el presidente no ha querido centrarse en el espinoso asunto de la negociación de nuestra deuda externa, pero a mi juicio, está compelido a hacerlo, como una manera práctica de garantizarle al país un importante desahogo que nos permitiría poder abordar, encarar y resolver importantes asuntos pendientes de soluciones.

Además, los expertos han señalado que la renegociación de la deuda pública, y muy especialmente de la deuda externa, no frustraría la colocación de nuevos títulos de deuda en los mercados financieros internacionales.

Es por eso que hemos dicho que el discurso ha sido valiente, no puede ser menos de ahí, porque ante la delicada situación que estamos viviendo, el discurso debe ser valiente y optimista, así el presidente nos convoca a todos a luchar para salir de la misma.

En sentido general el presidente nos ha convocado a enfrentar la pandemia, blindar la protección nacional, prepararnos para el relanzamiento de nuestra economía, a la promoción de una cultura de transparencia y honestidad en lo que respeto al uso de los fondos públicos y acometer las reformas estructurales  que nuestra nación tanto necesita.

Señor presidente, siga así, pues todavía existen todas las posibilidades de superar la situación coyuntural en la que nos encontramos, para encauzarnos hacia el verdadero desarrollo humano por el que tanto hemos luchado.

 

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