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25 de abril 2024
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OpiniónHaivanjoe NG CortiñasHaivanjoe NG Cortiñas

El dilema del prisionero y del mercado cambiario

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El tema del régimen cambiario puede ser abordado al menosdesde dos perspectivas, la cualitativa y cuantitativa. Acerca de la primera,una manera de hacerlo es a partir de dos posiciones que recoge la literaturaeconómica, la que promueve la libertad de elegir, de orientación clásica, basede la flotación cambiaria libre, que encuentra sustento en su fase originariaen Adam Smith, por aquello de que el «máximo nivel de bienestar social segenera cuando cada individuo, de manera egoísta, persigue su bienestar personaly su suma genera el bienestar colectivo».

La otra posición, la flotación cambiaria con cooperación, queencuentra fundamento teórico en la tesis de John Nash, acerca de la teoría delos juegos, la que señala que «una sociedad maximiza su nivel de bienestarcuando cada uno de sus ciudadanos accionan a favor de su propio nivel debienestar; pero también sin perder de vista el punto de vista de los demásintegrantes del grupo».

Apréciese que lo que distingue uno del otro enfoque, es quemientras en el primero la acción de cada persona tiene como factor el egoísmo,en el segundo, el factor es la cooperación.

Desde principio de 2012 el Banco Central asumió el esquema demeta de inflación, esa meta hace más necesario que la autoridad monetaria acudaa todos los recursos instrumentales de que dispone a fin de alcanzar bajosniveles de inflación; razón que explica la posición legal asumida cuando lascondiciones coyunturales del mercado cambiario invitan a inyectar, los dólaresque se requieren; conducta que debe verse como una cooperación a determinadassituaciones cambiarias y no como un factor contaminante.

Como un ejercicio de aplicación, soporte y entendimiento dela importancia de un régimen de flotación con cooperación para la estabilidadeconómica, la teoría de juegos puede ayudar a ese propósito, bajo el casoclásico del modelo de conflictos: El dilema del prisionero, que supone labúsqueda del éxito, máxima rentabilidad, bienestar, etc. de manera estratégica,basado en las decisiones individuales; pero tomando en cuenta la de los demás.

Conforme al enunciado clásico de El dilema del prisionero, surelato es como sigue: “La policía arresta a dos sospechosos, pero no existen suficientes pruebas para condenarlos. Se cree que han participado en el robo de unbanco, delito penado con diez años de cárcel. Tan sólo puede culparles de un cargo menor, tenencia ilícita de armas,cuyo castigo es de solo un año. Detenidos y encerrados en celdas separadas de forma que no puedencomunicarse entre sí, la policía les visita de forma independienteofreciéndoles el mismo trato.

Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenadoa la pena total, diez años, y el que confiesa será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, ésteserá quien salga libre y el primero recibirá una pena de diez años. Si ambos confiesan, los dos serán condenadosa seis años. Si ambos lo niegan, tansolo podrán encerrarlos durante un año por cargo menor.”

La moraleja de El dilema del prisionero, radica en que si ambosdecidiesen cooperar entre sí, permaneciendo en silencio, a partir de ladecisión individual, pero tomando en cuenta la del otro, serían condenados a lamenor de las penas.

Al trasladar “El dilema del prisionero” como “El dilemacambiario”, en el que existe la posibilidad de dos tipos de régimen de mercado,el totalmente libre y el libre con cooperación de la autoridad monetaria, elejercicio se describiría así: Los demandantes aspiran obtener dólares en tiempooportuno y a precio razonable en un mercado totalmente libre; sin embargo, dadoque los intereses de los demandantes de dólares son disimiles, van desdenecesidades reales de sus operaciones, hasta sus expectativas y riesgos,pasando también por el poder que le da su capacidad, su primera acción esdemandar los dólares que necesita en forma individual, sin importar que seasimultánea o no, partiendo que el resto hará lo propio; de esa manera lapresión sobre el tipo de cambio refleja la realidad del mercado.

La segunda acción, una parte de los demandantes de dólaresadquiere más dólares de los que necesita, solo por el tema de determinadasexpectativas; mientras que la otra parte no lo hace, dado su menor capacidad,provocando la primera parte una mayor alza en la cotización y volatilidad de ladivisa; en el tercer caso, todos los demandantes de dólares acuden al mercadoen forma simultánea a comprar dólares más allá de sus requerimientos, unos conmás poder que otros, haciendo que las entidades que lo ofertan administren sudisponibilidad, “distribuyéndolos” de manera discrecional a favor de los máspoderosos, esa conducta delata su accionar egoísta, comprarlos sin importar lasconsecuencias, como la de una mayor escasez coyuntural del dólar y el alza desu cotización, con sus efectos multiplicadores negativos hacia el resto de laeconomía, atentando contra laestabilidad.

La moraleja de El dilema cambiario, si los demandantes dedólar en la racionalidad de la cooperación, dada por tomar en consideración laactitud del otro o por el auxilio de la autoridad monetaria en la compra yventa de dólares, como tenedor y proveedor de divisas legal, se reduciría elriesgo de la volatilidad o insuficiencia momentánea de la divisa y aportaría enla dirección de la estabilidad, la expansión de la economía y el beneficio detodos.

 

El mito de la depreciación

Bajo la sombrilla de las conductas descritas en los dilemaspresentados, diversos sectores económicos, especialmente los ubicados en losexportadores y determinados hacedores de opinión económica, han planteado laconveniencia de un régimen de mercado de flotación totalmente libre, como formade fijar el “verdadero precio del tipo de cambio” con el supuesto fin de hacermás competitivas las exportaciones nacionales y hacerlas crecer.

Sobre esa posición, la evidencia cuantitativa dominicana, eincluso la de muchos otros países que no tienen capacidad económica, militar,política, geográfica, de productos estratégicos para incidir en la formación deprecios internacionales, muestran que no es cierto que favoreciendo mayoresniveles de depreciación cambiaria se fomenten las exportaciones.

La anterior aseveración se fundamenta en que una parteimportante de los productos que dominicana exporta, como el Oro, que representael 91.0% del total del sector minero y el 13.0% del total general de lasexportaciones; así como el Guineo y Cacao que representan el 74.0% de lasexportaciones de origen agropecuaria, sus precios son determinados en losmercados de futuro y commodities, y enesos tipos de mercados intervienen un conjunto de factores ajenos a laconducción de la política económica que pueda diseñar la República Dominicana.

Por otro lado, permitir un deslizamiento del tipo de cambio,amparado en un régimen de flotación totalmente libre, sin la cooperación delBanco Central, no necesariamente hace más competitivas nuestras exportaciones,dado que habría que examinar el país de destino de las exportaciones, en cuantoa que si esa nación promueve de igual manera una depreciación, como es lógicosuponer, las importaciones de esos países también se encarecerían, al igual queel nuestro, haciéndolas menos demandadas.

En la misma línea de razonamiento, el comportamiento de lasexportaciones durante los últimos once años; así como también el nivel dedepreciación o apreciación del tipo de cambio, permite ponerlo aprueba. Respecto a las exportaciones, sólo los años2008-2009 y 2015 no mostraron crecimiento durante el periodo 2006-16, el restode los años el desempeño fue positivo, destacándose el 2010 y 2011 con tasas decrecimiento de 24.4% y 22.7%, respectivamente; en promedio anual, elcrecimiento fue de 4.9%.

Con relación al tipo de cambio, la depreciación más alta fueen el 2006 con 9.7% y la más baja en el 2016 con 2.3%; mientras sólo en el 2007el peso dominicano se apreció en 0.3%; en promedio anual, la depreciación delpeso dominicano alcanzó 3,9%.

Al asociar el nivel de depreciación con el comportamiento delas exportaciones, se puede observar que los años de mayor tasa de crecimiento,2010/11, no fue acompañada con las tasas de depreciación más alta; por elcontrario, el tipo de cambio fue de los más bajos en toda la serie histórica; eincluso, el tercer año de mejor desempeño de las exportaciones que fue el 2007,el tipo de cambio se apreció, corroborando lo expresado en este examen que,economías como la dominicana no tienen capacidad para incidir en los precios delos productos de exportación.

En línea con lo anterior, también aconteció en los años 2008y 2009, cuando las exportaciones decayeron en 5.7% y 18.7%, respectivamente,mientras se registraban niveles de depreciación por encima del promedio delperiodo, en magnitudes de 4.1 y 4.2%, parecida situación también aconteció en2015, con caídas de las exportaciones de 5.1% y depreciación de 3.4%.

Otro argumento expuesto por los defensores de una mayordepreciación de la moneda nacional y de no aceptación de la cooperación delBanco Central, son las inyecciones de dólares que distorsionan el mercado;cuando acontece que lo cierto es que de conformidad con el volumen neto de losdólares que se transaron en el mercado cambiario dominicano durante el 2016ascendió a US$21,235 millones, la participación de las inyecciones apenasalcanzó el 0.0009% del total, participación que puede ser tipificada deinsignificante dentro del mercado cambiario.

 

 

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