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19 de abril 2024
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OpiniónGregory Castellanos RuanoGregory Castellanos Ruano

El Colegio de Abogados: un feudo, un conuco

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Actualmente se puede advertir en el Colegio de Abogados el rasgo de un feudo y más que de un feudo, el rasgo de un conuco, pues quienes lo dirigen creen que el mismo se trata de una entidad creada para su uso personal y para su conveniencia personal.

Allí convergen dos grupos de pequeños feudos que se han asociado y que son de las respectivas propiedades del Dr. Miguel Surún Hernández y del Dr. Diego José García, los cuales hicieron una sociedad pequeña para controlar el Colegio de Abogados para su uso particular  para conchupar.

Dichos personajes, impedidos por la posibilidad de trascender su propia feroz zozobra profesional y moral, han producido en el seno del Colegio de Abogados los fenómenos de la feudalización y de la mercantilización.

Esa feudalización y esa mercantilización del Colegio de Abogados es una expresión neta del deterioro social, pues es el trasplante del deterioro social al seno del Colegio de Abogados.

Se trata de gentes que llegan a casos penales porque tienen control determinante en el Colegio de Abogados: de no tenerlo no les cae un solo caso penal; es decir, si el Dr. Miguel Surún Hernández y el Dr. Diego José García no tuvieran vínculo alguno con el Colegio de Abogados a ninguno de los dos le caería caso penal alguno: ambos se morirían del hambre.

Viven de ese control a lo interno del Colegio de Abogados: sin ese control morirían de inanición ipso facto.

El modus operandi de esa mercantilización que han hecho del Colegio de Abogados es el siguiente: se aprovechan de que entre dos partes exista un litigio, sea penal, sea civil, etcétera, y de que una de las partes considere que un abogado de la contra-parte ha incurrido en una supuesta falta a la Etica, y que ese «querellante« (¿?) o su abogado conozca al Dr. Miguel Surún Hernández y/o al Dr. Diego José García o sepa de la venta en pública subasta de éstos: de inmediato el más falso de los expedientes es usado como una guillotina contra ése abogado falsamente acusado porque de lo que se trata es de aprovechar el vínculo pagado con el Dr. Miguel Surún Hernández y/o el Dr. Diego José García.

Así, abogados que van ganando un caso o, a lo menos, bloqueando que se cometa una arbitrariedad o una injusticia manifiesta contra su cliente, corren el riesgo de que su contra-parte haga contacto con personajes como éstos dos para que se les arme un expediente disciplinario artificioso, esto es, falso,  para forzarlos a desistir de la defensa de los intereses que representa.

De esa manera les crean un traje artificiosamente para etiquetarlos como peces atrapados en sus redes para la conveniencia del cliente interesado que paga, del abogado de éste y del Dr. Miguel Surún Hernández y del Dr. Diego José García: las redes son precisamente de éstos dos últimos.

Eso está ocurriendo en el Colegio de Abogados que co-dirigen los Dres. Miguel Surún Hernández y Diego José García y para lo cual tienen de eunucos mentales y de títeres instrumentales: al Fiscal disciplinario, el cual responde al nombre de Dr. Ramón Mayobanex Martínez Durán; a la Junta Directiva, compuesta por los eunucos mentales-siervos feudales que responden a los nombres de: Josefina Batista Saviñón, Juan Pérez Roa, Selenne Mercedes, Elsa Alvarado, Ramón Mayobanex Martínez Durán,  Robinson Fermín García Reynoso, Trajano Vidal Potentini, Leonardo Reynoso, Isael Rodríguez, Cristina Hernández, Juan Omar García Ovalles (hermano del Dr. Diego José García), Luis Rafael López Rivas; y al Tribunal Disciplinario. La complicidad de todos éstos es más fuerte que cualquier otra virtud.

Es decir, estamos en presencia de algo que le puede ocurrir a cualquier abogado en ejercicio al que ese grupo allí instalado se le ocurra buscar bloquearle el camino de su laboriosidad y ejercicio profesional exitoso.

En realidad, pues, en la falta a la Etica se co-incurre en el seno mismo del Colegio de Abogados por parte del Dr. Miguel Surún Hernández y del Dr. Diego José García y por parte de aquéllas otras personas que co-dirigen dicho Colegio de Abogados al prestarse a ese manejo instrumental interesado que patrocinan y motorizan los Dres. Miguel Surún Hernández y Diego José García, los cuales manejan al Ministerio Público y al Tribunal Disciplinario del Colegio de Abogados como instrumentos al servicio de sus negocios personales, de su acumulación de dineros.

Se aprovechan de la estructura judicial del Colegio de Abogados para esa acumulación originaria.

Tal es la economía obscura allí existente. Se trata de todo un núcleo corporativo de naturaleza comercial que ha reducido a puros desechos la imagen del Colegio de Abogados, el cual queda parado como una mera construcción andrajosa zurcida por el mero sello de que se le menciona en una ley como una institución de Derecho Público Interno; tal es el nido de ratas y de reptiles allí instalados.

En ese feudo, en ese conuco co-propiedad del Dr. Miguel Surún Hernández y del Dr. Diego José García, y servido por aquéllos eunucos mentales-títeres instrumentales al servicio de éstos dos, se persigue actualmente a un grupo de abogados no obstante los mismos estar amparados por el Principio del Non bis in ídem o de la No doble persecución. ¡Y eso que dicha Ley 91 del tres (3) de Febrero de mil novecientos ochenta y tres (1983) que menciona al Colegio de Abogados como una institución de Derecho Público Interno dice lo siguiente en su Artículo 3: «Art. 3.- Para la consecución de sus fines, el Colegio de Abogados de la República tendrá facultad: (para.GC)…i) Mantener vivo el culto de la justicia y propugnar por el respeto de la Constitución…«

¿Qué justicia y qué respeto a la Constitución se puede perseguir desde semejante madriguera que a sabiendas pisotea el Principio Rector del Non bis in ídem o de la No doble persecución?

Por Lic. Gregory Castellanos Ruano

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