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25 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

El chao de las doce

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La nueva crisis del sistema educativo es por la falta de autoridad. Nadie parece que tiene el don de mando en el área de la educación.- El ministerio es débil ante la Asociación Dominicana de Profesores, y el presidente del gremio no tiene muñeca para controlar ese organismo.

Lo peor de todo es que no hay vocación para la enseñanza en la mayoría de los maestros de nuevo cuño, mientras que la burocracia que luce cansada solo busca que al calor de la pasada lucha del 4 por ciento también se le reajuste el salario.

Me da la impresión, al igual que al pueblo, que nadie está tratando de que se mejore la enseñanza pública dominicana. En esa área todo está sometido a lo espontaneo o al retraso. Hay que salvar la educación, con nueva metodología y naciente conciencia.

Muchos consideraban que la tanda extendida mejoraría el sistema de enseñanza, pero no es así. La gran mayoría, incluyendo profesores, lo tomaron como oportunidad para poder almorzar de gratis y unificar los salarios de dos tandas. Del estudiante nadie se preocupa.

Hace falta autoridad en el ministerio de Educación. Que se proceda a la cancelación de todo profesor que abandone su puesto de trabajo sin causas justificadas. En horas de docencia no se pueden seguir realizando asambleas y marchas.

Ser cabeza del ministerio de educación no es para darse un abrazo con los dirigentes dela ADP, o para sonreír, sino para aplicar los reglamentos a todos los que los violen. Para ocupar ese cargo no se puede estar trillando un cursillo de popularidad o de caer bien a todo el mundo. Se aplica la ley y los reglamentos y ya. El pueblo le dará su reconocimiento.

La ADP cayó hace tiempo en ser un gremio mercurial, donde lo único que importa es el salario que devengan sus miembros. Tengo años que no veo al sindicato de maestros preocuparse por el sistema de docencia, y las fallas que tienen los estudiantes.

De seguir por este camino vamos a reciclar problemas de antaño y no saldremos de un círculo peligroso que nos tendrá estancados por siempre. La única función y preocupación de un maestro debe ser dar clase. Tiza y Pizarrón deben ser sus instrumentos de trabajo y de lucha.

Tenemos el camino cerrado al progreso, si desde el área de la educación se mantiene la anarquía, la sinrazón, el abuso contra la niñez y adolescencia dominicana, y si los profesores piensan más en el chao gratis de las doce que en impartir buena docencia. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

 

 

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