Los resultados de las votaciones electorales del pasado 5 de Julio del presente año demostraron que, en su gran mayoría, el pueblo dominicano estaba ansioso de un “Cambio”. Pero, ¿Sabían los entonces candidatos electorales de la oposición al presente gobierno, hoy electos, lo que significa para el elector lo que es un “cambio»?
Nuestra sociedad es “cambiante”, aunque, históricamente, por muchas razones demostradas, le han impuesto la permanencia de varios presidentes impopulares con acciones fraudulentas. Rafael L. Trujillo y Joaquín Balaguer han sido los últimos ejemplos de estas imposiciones fraudulentas y arbitrarias.
A Trujillo hubo que matarlo el 30 de Mayo del 1961, gracias a la valiente decisión de un grupo de sus más cercanos seguidores, que conscientes de su tiranía, complotaron contra su imposición del control del poder, y lo ejecutaron en una acción heroica. A Balaguer hubo que enfrentarlo con un acuerdo entre opositores en el 1978, y en el 1994 fue necesaria la modificación constitucional recortando su período presidencial a dos años, y prohibiendo su repostulación para el siguiente período electoral.
En las últimas elecciones presidenciales, poco más del 52% de los votantes dominicanos optaron por un “cambio” en la figura de la primera magistratura del estado, y por el rechazo a la candidatura de la persona que el actual partido en el poder presentara como candidato, y hay que dejar saber que en los renglones municipales y congresuales esos valores porcentuales de los reclamos de “cambio” fueron más notables.
Pero, ya que el pueblo votó por el “cambio”, como ciudadano preocupado por el bienestar de nuestro país, queremos contribuir con sugerencias a las nuevas autoridades electas, las cuales asumirán la responsabilidad de materializar el “cambio” a partir del 16 de Agosto próximo, que “cambio” no sólo es nombrar nuevos incumbentes en los ministerios y demás instituciones estatales.
Aunque el votante, en su gran mayoría, se decidió a cambiar al presidente actual, y rechazó la posibilidad de que asumiera la primera magistratura el candidato propuesto por el oficialismo, le vamos a sugerir al presidente electo, Luis Abinader Corona, que entienda que el pueblo no solamente quería el “cambio” de los incumbentes de turno, y que lo que se espera es un cambio social; o sea, que se ponga en práctica un conjunto de mecanismos que permitan la transformación de la sociedad.
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