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19 de abril 2024
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3 min de lectura Internacionales

El BCE clama contra la desregulación y se defiende de las acusaciones de Estados Unidos

El BCE clama contra la desregulación y se defiende de las acusaciones de Estados Unidos
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EL NUEVO DIARIO, BRUSELAS.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, expresó hoy su preocupación por la desregulación financiera que Donald Trump ha empezado a impulsar en Estados Unidos y defendió que Fráncfort no manipula divisas, como han apuntado miembros de la nueva Administración de Washington.

En su primera comparecencia tras los recientes movimientos en materia bancaria del nuevo inquilino de la Casa Blanca, cuyo equipo no ha escatimado críticas hacia la Unión Europea (UE), el euro y el propio BCE, Draghi no ha vacilado en defender el papel de su institución y de Europa.

"Lo último que necesitamos es una relajación de la regulación" del sector bancario, dijo contundente Draghi preguntado por un eurodiputado durante su comparecencia en la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo (PE).

El presidente del supervisor europeo insistió en que "la idea de repetir las condiciones que había antes de la crisis es muy preocupante", en referencia a las dos órdenes ejecutivas que el presidente de Estados Unidos firmó el viernes y que abren la vía para revocar la ley Dodd-Frank.

Esta reforma, impulsada por Barack Obama en 2010, buscaba aumentar la regulación y supervisión del sistema financiero para evitar la toma de riesgos que desembocó en la aguda crisis de 2008, pero Trump considera que la mayor regulación ha creado barreras que dificultan la financiación de los empresarios.

La ambición por evitar errores pasados tras la crisis llevó a una ola de reformas del sector a nivel internacional, que en la UE consistieron en nuevas normas sobre rescates y resolución bancaria y mayores exigencias de capital, entre otras, en un proceso cuyo futuro está en cuestión tras la llegada de Trump a la Casa Blanca.

En este sentido, Draghi subrayó que el hecho de que hoy no se estén dando "importantes riesgos para la estabilidad financiera" es "la recompensa por la acción que los legisladores, reguladores y supervisores y han estado desarrollando desde la crisis financiera".

El presidente del BCE, que evitó mencionar a Trump en su discurso inicial pero que no esquivó las preguntas de los eurodiputados al respecto, también respondió a los comentarios del presidente del nuevo Consejo Nacional de Comercio de EEUU, Peter Navarro, quien, en línea con su jefe, afirmó la semana pasada que el euro está muy devaluado.

"No somos manipuladores de divisas", dijo en su italiano natal Draghi, quien esgrimió como prueba un informe elaborado por el Tesoro estadounidense el pasado octubre, aún bajo el Gobierno Obama.

El documento, dijo, afirma que "Alemania no estaba llevando a cabo una intervención unilateral en el mercado de divisas" y que "el BCE no ha intervenido en el mercado de divisas desde 2011", cuando lo hizo de forma concertada con sus socios internacionales.

Para Navarro, la devaluación del euro responde a la intención del BCE de favorecer las exportaciones europeas y beneficia, en particular, a Alemania.

El presidente del BCE empleó la mayor parte de su comparecencia, sin embargo, en defender que debe mantener su política de bajos tipos de interés y su programa de compra de activos hasta que la inflación en el conjunto de la eurozona sea estable -es decir, esté en niveles próximos pero inferiores al 2 %- a medio plazo y de forma sostenible y duradera.

Draghi reiteró que el aumento de la inflación en diciembre, (de 0,6 % al 1,1 %) y enero, (al 1,8 %), está motivada por los precios de la energía y defendió que el Banco debe tomar decisiones en base a la evolución de la inflación subyacente, que elimina la volátil variable energética, y sin fijarse en aumentos "puntuales".

"Hasta ahora la presión de la inflación subyacente es muy suave y solo se prevé que aumente gradualmente más adelante", insistió.

Frente a las voces que consideran que esta política acomodaticia prolongada está perjudicando la rentabilidad de los bancos, especialmente la de los alemanes, Draghi defendió que sus beneficios "han compensado los posibles inconvenientes".

La recuperación económica que ha impulsado ha reducido las quiebras y por tanto mejorado la calidad de las carteras crediticias de los bancos y ayudado a "sostener las ganancias de los bancos en el último año", argumentó.

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