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19 de abril 2024
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OpiniónRolando FernándezRolando Fernández

El baseball no es un deporte ya, sí un gran negocio, bastante lucrativo

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En estos tiempos de tantas mediocridades en escena, cuando uno oye hablar a todos estos “pasa cantando” en su mayoría, como se dice popularmente, alabando a ciertos personajes, analfabetos en sentido general, (funcionales, culturales, y morales), que constituyen el grueso del conjunto de hombres que actúan dentro de esa actividad, y que súbitamente adquieren cierta capacidad económica que, al no conocer la forma de cómo administrarla, se atolondran en breve tiempo, y comienzan a actuar en consecuencia, exhibiendo comportamientos inadecuados a todo dar, tal se expresa entre la gente.

Esos loadores, en Dominicana, a los cuales nos referimos con principalía, son consuetudinarios en esa actitud; y, también se prestan a seudo analizar, como a criticar ciertas decisiones que se adoptan entre los millonarios empresarios del ramo.

Preciso es destacar que, de ordinario, es gente en su mayoría, que no puede hacer eso, ni siquiera con los emolumentos regulares que recibe; mucho menos, con las frioleras sumas de dinero que en dicha actividad invierten esos magnates empresarios. Por tanto, es un accionar extra de los “habladores beisboleros”, qué también da gana de reír.

Claro, todo lo hacen aquellos, para gente no pensante; que, es para la exponen sus criterios, obviamente, desde los diferentes espacios radiales o televisivos en que participan.

Ahora, cuando alguien diferente los escucha expresarse, la pregunta que de inmediato asalta es, ¿por qué estar loando tanto a jugadores del bate, la pelota, y los guantes, que son los principales actores dentro del terreno de juego; como criticando actitudes de carácter financiero de los empresarios que están detrás de los mismos, asociadas con el negocio que realizan.

Y es que, ya el baseball, no es un deporte para merecer elogios como antes se hacía; sino, un “vulgar negocio”, vale repetir, entre adinerados, y servidores de esos, en el que de ordinario priman otros factores adicionales, al margen de las reales condiciones físicas y mentales que puedan tener los jugadores.

En consecuencia, no procede dejarse de lado al abordar la temática, que, desde hace ya algunos años, muchos de esos muchachos han venido recurriendo al uso de sustancias prohibidas en pos de un mayor rendimiento físico, a los fines de aparentar lo que en realidad no se es; creyéndose a veces desde fuera, que algunos dueños de equipos, no tienen que esperar las analíticas correspondientes para darse cuenta de la situación. Pero, que se hacen los locos al respecto, como se diría en Dominicana, por razones de competitividad entre los conjuntos, y los mercadeos de orden.

Evidentemente, son procederes esos, por ambas partes, que constituyen en verdad, un engaño a los fanáticos, qué pagan por ir a ver el espectáculo, los cuales les vienen quitando simpatizantes al mismo cada vez más, por entenderlos censurables, por supuesto

Luego, ¿se hacen premiables entonces esas actuaciones, y dignas de alabanza? ¡Es obvio que no! La mayoría de los discursos lamboneriles, y mercadológicos en ese orden, tienen como objetivo principal, a esos desacreditadores de tan favorable actividad para el desarrollo físico y mental de los jóvenes con condiciones innatas sí, para realizar algo de esa naturaleza. Notable es que, se hace, porque tienen cuartos. No importa cómo los han ganado.

Los referentes en ese tenor están de sobra, con todas esas seudo estrellas beisbolísticas, puestas en pedestales públicos inmerecidos, y con aspiraciones personales de ser llevadas luego al “Salón de la Fama del Baseball”, en U.S.A.; aunque, luego vengan las sorpresas, cuando salga a relucir su ligazón con las sustancias prohibidas que han venido utilizando; y, los demás actos indecorosos incluso, en que se haya podido incurrir.

Es incuestionable que, el gran negocio se reporta bastante fructífero para la juventud de los pueblos pobres, mayormente, en términos monetarios, no obstante, se tenga que recurrir a cuánto se deba hacer para alcanzar fortunas dentro del mismo.

Ahora, las inducciones notorias que se reciben, hacen inclinarse solo por esa actividad a la mayorá de los jóvenes, y que se olviden de las carreras profesionales con tradición. Es algo más que vidente. Sí, aquellas que en verdad son útiles y necesarias en el marco de todas las sociedades; no solo para quienes se reciben de las mismas. Por ejemplo, se tienen:  medicina, ingeniería, abogacía, periodismo, etc.

Las menciones loatorias en torno a los graduandos de ese tipo, son muy escasas, aunque se egrese de las universidades con honores, para motivar, obviamente; debido a que, es innegable que sería de una mayor importancia el poder alcanzarlas, frente a la disciplina del baseball. ¡De eso no cabría duda, verdad!

Lamentable se reporta que, los buenos en esas áreas mencionadas, entre otras, se están yendo por ley natural del planeta Tierra, y los sustitutos, los relevos generacionales, no se alcanzan a ver. La aspiración mayor de los jóvenes, es convertirse en peloteros.

Y, a eso vienen contribuyendo los mercadólogos loadores, que por lo regular miran nada más para esos litorales, porque también les gusta “ganárselo fácil”, hablando sandeces; y, fungiendo como cronistas, y analistas deportivos.

Dentro de esos, se destaca gente que nunca ha entrado a un terreno de juego para el baseball, y que nada más tienen verbo para impresionar a los incautos que los escuchan., con principalía.

Algunos, además, hasta se dan lujo de estar criticando determinadas decisiones de carácter financiero que adoptan los millonarios dueños de equipos de las llamadas “Grandes Ligas”, hay que recalcar, aunque carezcan esos “parlantes” de capacidad gerencial alguna,

Pero, sí tienen los mismos micrófonos a su disposición, por los patrocinios que logran obtener; y, que no se puede negar, forman parte del negocio aludido.

 

Autor: Rolando Fernández

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