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25 de abril 2024
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OpiniónRafael Alfredo Marcano GuzmánRafael Alfredo Marcano Guzmán

El avance de la extrema derecha

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En los últimos años hemos sido testigos de excepción del resurgir de la extrema derecha en el escenario político mundial. Diversas causas se han conjugado para permitir la aparición de este fenómeno, el cual amenaza con seguir creciendo en los próximos años.

La crisis económica internacional, la inmigración, la globalización, el debilitamiento de las instituciones democráticas, la corrupción, son solo algunas de las causantes que han permitido que partidos políticos que promulgan esta ideología política estén alcanzando el poder (Presidencia, Parlamento, Congreso) en distintas partes del mundo.

Ante un escenario que presente estas características la aparición de un discurso nacionalista, xenófobo, antiinmigrante y conservador será solo cuestión de tiempo.

Es así como de la noche a la mañana el escenario político se ve invadido por personajes como Donald Trump, en Estados Unidos o Jair Bolsonaro, en Brasil. Recientemente, el Partido Vox, en España, desprendimiento del Partido Popular, se acaba de alzar con 12 escaños en las elecciones al Parlamento de Andalucía, con una votación cercana al 11 por ciento.

Aunque parezca increíble, la extrema derecha gobierna en países como Austria, Italia, Polonia y Hungría. En el caso de Holanda o Francia la ultraderecha se constituyó en un difícil contendor, estando a punto de ser gobierno en ambos países.

Ante este avance, la Unión Europea debe mantenerse alerta con la finalidad de salvaguardar su propia existencia, ya que estos partidos ven en la globalización y en la propia Unión Europea, el origen de una gran parte de sus males. Con un discurso a favor de la soberanía plena de sus estados, cargado de políticas localistas y proteccionistas, nunca como ahora el euroescepticismo había ganado tanto terreno.

América Latina no escapa a este fenómeno. El Siglo XXI encontró a la región latinoamericana en una transición política interesante. Muchos de nuestros países en un espacio de varias décadas habían pasado del autoritarismo a la democracia. Lamentablemente, muchos de los partidos políticos tradicionales, se vieron desacreditados por la corrupción y su incapacidad a la hora de aplicar la democracia interna en sus distintos países.

Como consecuencia de esto, varios países latinoamericanos comenzaron a buscar su propio modelo de democracia y la forma de gobierno que más posibilitara la búsqueda de soluciones a sus distintas necesidades.

Es así como para el año 2008, once de los dieciocho países latinoamericanos eran gobernados por presidentes de centro-izquierda o izquierda. El crecimiento económico experimentado por la República Popular China, así como la subida de los precios del barril de petróleo, entre otras causas, sirvieron de abono para que distintos países de nuestra región, exportadores de materia prima y del denominado oro negro, vieran sus arcas estatales crecer de manera significativa, lo que les permitió aplicar una serie de medidas y ayudas sociales que les posibilitó ganarse el apoyo de una gran parte del electorado de sus respectivos países.

La desaceleración en el crecimiento económico chino y la baja experimentada por el petróleo en los mercados internacionales surtieron su efecto en los países latinoamericanos, lo que provocó nuevamente insatisfacción y protestas por amplios sectores sociales. Las protestas realizadas en Venezuela, Brasil o Argentina eran una clara señal de que la luna de miel vivida por las izquierdas y centroizquierdas en la región estaba por llegar a su fin.

Las elecciones presidenciales celebradas en países como Brasil, Argentina o Chile, así comienzan  a confirmarlo. Estas elecciones y otras más también comienzan a demostrar el empuje que viene haciendo la ultraderecha en la región latinoamericana.

En Chile tenemos el caso del Movimiento Social Patriota (MSP), el cual maneja un discurso altamente xenófobo y racista. No nos olvidemos de José Antonio Kast, quien fue candidato a la Presidencia de Chile, con su movimiento Acción Republicana, quien personifica el neopinochetismo y quien obtuvo el 8 por ciento de los votos.

En Brasil, la extrema derecha salió con las manos llenas tras el triunfo del candidato y líder del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro.

Estos casos deben llevarnos a la reflexión, no por los logros que pueda mostrar la ultraderecha actualmente en la región, sino, porque el escenario político latinoamericano está creando las condiciones perfectas para que en pocos años la extrema derecha sea una realidad en gran parte del continente americano. La crisis económica, falta de credibilidad en las instituciones públicas, corrupción, la alta inmigración, son solo algunas de estas causas.

Es innegable, hoy la extrema derecha avanza con pasos cortos pero constantes.

El peligro es ese, que no importa al ritmo que la extrema derecha este avanzando, sino, que no deja de avanzar.

 

Por Rafael Alfredo Marcano Guzmán

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