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19 de abril 2024
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4 min de lectura Una mirada al pasado

El 21 de octubre: una fecha y tres efemérides

El 21 de octubre: una fecha y tres efemérides
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El 21 de octubre es muchas cosas a la vez: el Día Nacional del Poeta, el natalicio de «Lilís», el ascenso al «poder» de Juan Bautista Vicini Burgos. Así, tres efemérides se congregan en una sola fecha.

El Día Nacional del Poeta es realmente la fecha natalicia de Salomé Ureña (1850-1897), una fémina inspirada en valores nacionales y dominicanistas. Fue la primera dominicana empoderada, que blandió su estro poético para recalar en la misma dominicanidad.

Sus «Ruinas» son un grito poético:

«Memorias venerandas de otros,

soberbios momumentos,

del pasado esplendor reliquias frías,

donde al arte vertió sus fantasías,

donde el alma expresó sus pensamientos»

Ureña fue la esposa de Francisco Henríquez y Carvajal, médico y egregia figura. Juntos engendraron a los Henríquez Ureña, la familia más ilustre de la intelectualidad dominicana. Realzo el epistolario de la familia, que es una colección de bellas y exquisitas cartas.

Sus hijos fueron cuatro: Frank, Pedro, Max y Salomé Camila. Los cuatro sobresalieron, aunque los tres últimos más que el primero.

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Pedro, dice Juan Bosch, es «el más ilustre de los intelectuales dominicanos». Fue, dice Borges, «un museo de literaturas» pues daba la impresión de que «lo sabía y lo había leído todo». Su madre le dedicó un poema cargado de afecto maternal, y apreció las inquietudes del niño Pedro.

(No es el lugar para desplegar tan ilustre vida.)

Max fue un intelectual atento y fecundo.

Salomé Camila desarrolló en Cuba su magisterio y fue maestra de generaciones.

La madre, diezmada en su salud, sucumbió ante la tuberculosis. Recomiendo sus poesías completas.

«Lilís»

Ahora quiero hablar de «Lilís», una bestia cruel. Tirano, dictador, sátrapa: todo eso fue. Su vida me exige un vistazo.

Ulises Hilarión Level Heureaux fue alumbrado en Puerto Plata, el 21 de octubre de 1845. Sus padres: el haitiano D’Assaz Heureaux, juez en ese pueblo, y la haitiana Josefa Level. Fue criado por otra haitiana: madame Rose. Le llamaban ‘el bañaperros’, y decían que tenía «resguardos» que lo protegían de sus enemigos.

Desde joven dio muestras de coraje bélico. Así, siendo apenas un mozalbete, se incorporó a las huéstes restauradoras al mando de Gregorio Luperón. Este era su mentor y él, su pupilo.

Un incidente lo dejó lisiado. Sucede que en Haití, estando con Luperón y otros patriotas, se batió a tiros con Juan Antonio Abad, en disputa por una frisa. Resultado: «Lilís» quedó con una mano lisiada y el otro acabó muerto. (Debo este dato a Juan Vicente Flores y su libro «Lilí, el sanguinario machetero dominicano».)

Era un hombre astuto y severo, que desafiaba el peligro y se batía con cualquiera. Luperón lo despachó a Santo Domingo, donde su lugarteniente logró la capitulación de Cesáreo Guillermo en 1879. A Guillermo lo enfrentó con las armas.

En el gobierno de Luperón, «Lilís» fue ministro de Guerra, y en el de Meriño fue el despiadado ministro de lo Interior. En este régimen se encargó de aplicar con crueldad el ‘decreto de San Fernando’, una implacable disposición que condenaba a muerte a los sediciosos.

«Lilís» sucedió a Meriño en el poder. Gobernó dos años (1882-1884), bajo la tutela del Partido Azul acaudillado por Luperón. Sin embargo, se rebeló contra su mentor, se hizo cargo del poder absoluto y pervirtió al Partido Azul. Quiero decir: cimentó y desarrolló su férrea tiranía, con una red de espías y «chivatos», y con el poder de las armas.

La revolución que él no ganaba con armas, la ganaba con plata, decía el mismo «Lilís».

Cayó hundido, ensangrentado en una calle de Moca. «Mon» Cáceres y Jacobito de Lara se encargaron de matarlo, el 26 de julio de 1899. Fin de la bestia.

Un Vicini en el poder

Juan Bautista Vicini Burgos se juramentó como «presidente» de la República el 21 de octubre de 1922. (Cuestiono e interrogo la «república» de ese momento, puesto que estaba soberbiamente intervenida por los marines de Estados Unidos.)

En realidad, él era un «presidente» nominal. Los gringos habían sepultado a la nación en 1916, estableciendo por la fuerza un régimen de ocupación extranjera. La «presidencia» de Vicini Burgos era, pues, una transición para la evacuación.

Lo que se discutía era la naturaleza de esa evacuación. ¿Evacuación «pura y simple», como pregonaban los nacionalistas? ¿Evacuación condicionada, como querían otros?

Resultado: se celebró y se firmó una tratado de evacuación, y los yanquis se retiraron el 12 de julio de 1924. Entonces arrancó el gobierno de Horacio Vásquez.-

 

 

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