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24 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Educación y disciplina

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Sin organizar la escuela, y avanzar  por la senda de la educación y la disciplina, nadie podrá bajar la delincuencia. Hay que meter de nuevo en las aulas la moral y cívica y el chucho para dar una pela. En la casa, los padres tienen que ser responsables, y no taparse los ojos ante los tropiezos de sus muchachos.

Cada día hay nuevas muestras de que las escuelas no tienen el verdadero calor de la educación y de la formación de las nuevas generaciones. Ahora un grupo de adolescentes profanan una tumba, luego de salir de su escuela y todavía uniformados.

Es un terrible error ver esto como algo aislado. La escuela tiene que modernizarse y adecuarla a la realidad nacional. No hay disciplina para la niñez dominicana, y mucho menos la habrá cuando estos adolescentes lleguen a la etapa de  adultos.

Llevemos de nuevo la moral y cívica a las escuelas. Que el profesor sea un ejemplo, y pueda cumplir con su labor. Pero las dos cosas están ausentes. A los muchachos no se les está enseñando lo que es el respeto a los demás. Es el símbolo de la paz, el respeto al derecho ajeno es eso, paso a la tranquilidad y la hermandad.

El profesor tiene que ser la autoridad y el ejemplo en el aula. Ahora no pasa de ser un simple dirigente sindical, o un burócrata que espera cobrar los días 25.Está fallando el Ministerio y la Asociación Dominicana de Profesores. Los dos tienen que revisar su conducta.

Hay que legislar para que se penalice a los padres de adolescentes que cometen actos violatorios de la ley. Si un menor de edad no tiene libre albedrío, hay que ir a donde los padres que son los responsables directos de educarlo y disciplinarlo.

Como se hace en los colegios privados, la escuela pública tiene que reunirse con los padres de los alumnos, señalarles sus problemas conductuales, jalarlos cuando el muchacho comete un acto de violencia, y de ser necesario someter a los tutores a la justicia.

Esto no puede continuar así. Hay que revisar el código del menor. Hay que llevar a la justicia a los padres de adolescentes que cometen actos de violencia. Pero, no olvidemos tampoco la triste realidad dominicana. La familia hoy como embrión de la sociedad no existe.

Los hogares en su gran mayoría están encabezados por madres solteras, que tienen que trabajar  hasta dos tandas  para mantener la familia, sin recibir un solo centavo del padre. Las niñas embarazadas lanzan muchachos a las calles que seguirán ampliando este círculo de discordia.

No soy pesimista, pero no hay solución a la vista. La única es comenzar a trabajar con los niños en la educación y la disciplina. Pero en las aulas  solo hay preocupación por el almuerzo escolar, el aumento de salarios, la promoción de cargo de los burócratas, mientras las aulas se convierten en un cuadrilatero de boxeo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Por Manuel Hernández Villeta

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