EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO, -El ex candidato a senador en las pasadas elecciones por el Distrito Nacional, Carlos de Peña, puso en duda que el movimiento Marcha Verde esté confrontando problemas internos que los llevaría a fraccionarse, supuestamente porque algunos de sus dirigentes quieren convertirlo en un partido, mientras que otros no están de acuerdo.
“Lo que está en juego en este momento va más allá de la personalidad y los personajes, por tanto se va a ser muy difícil que el sentimiento verde y la Marcha Verde valla a fraccionarse en pedazos”, respondió De Peña a una pregunta realizada por el comunicador Jaime Rincón en torno al tema, tras participar en el espacio El Nuevo Diario en la Tarde, que se difunde por el Nuevo Diario TV. Además de Rincón lo componen Euclides Marmolejos y Aneudy Ramírez.
De Peña, quien acudió en la boleta de Alianza Por la Democracia (APD) en las pasadas elecciones, aseguró que a los integrantes del masivo movimiento los une una sola cosa, que es, fin a la impunidad, fin de la corrupción y castigo a los corruptos.
“Eso ha permitido que gente que no nos caemos bien estemos obligados a estar juntos”, agregó el también sociólogo, quien reveló que la Marcha Verde no se propone el poder del país.
Puntos positivos de la Marcha Verde
Para el experto en temas sociales, el 22 de enero del 2017, día en que se organizó la primera Marcha Verde, marcó un hito en la República Dominicana, porque a pesar de que acababa de pasar un proceso eleccionario el país se mantuvo activo en términos de participación política, y “eso es una ganancia”.
También resaltó como uno de los puntos positivos de la movilización el hecho de que durante seis o siete meses se ha mantenido en las primeras actividades de la agenda pública, y que el tema corrupción haya pasado de los últimos puestos en el listado de actividades nacionales a los primeros.
Asimismo también calificó como otra ganancia de la Marcha Verde el haber logrado develar el impacto que ejerce la impunidad y la corrupción sobre la ciudadanía común y corriente.
De acuerdo a Carlos de Peña, la mayoría de los ciudadanos que acuden a las manifestaciones masivas que desde enero se han llevado a cabo en todo el territorio nacional, son personas de clase media, que no quieren seguir tolerando actos ilícitos de parte de los gobiernos.
Aseguró que el gran desafío de este movimiento social es poder convertirse en un proceso mucho más profundo que dé al traste no solo con el gobierno, sino con una cultura política que tiene quince años de caducidad.
