Hace unos años, a nadie en este se le ocurría decir que Duarte no fue el Padre de la Patria, pero con ese anatema de la globalización neoliberal que tenemos cualquiera dice cualquier cosa. Hoy se sacraliza la inversión extranjera y se bendice porque supuestamente genera muchos empleos, pero no son tantos, además no son tan estables con esta modernidad líquida y capitalismo salvaje para los trabajadores pero flexible para los intereses del capital. Hoy día, relativamente no son pocos los que en República Dominicana quieren inicuamente satanizar a Duarte, habiendo sido el tan impoluto, generoso y desinteresado con la causa de la formación de un Estado nacional liberal y democrático. Era a lo más avanzado a que se podía aspirar, en su época, pero no se pudo llevar a la práctica por el poder que tenían los hateros y los cortadores de madera superior al poder de los burgueses y pequeños burgueses vinculados al negocio del tabaco. Los hateros y cortadores de madera podemos ubicarlos en la clase terrateniente, la responsable de la alienación del proyecto independentista liberal ya que le puso la yugular con su poder.
Es por eso que debió vivir en el exilio en Venezuela, cayendo en la inopia y en la soledad de la selva de los Andes venezolanos, sin siquiera poder formar una familia de procreación. Fueron injustos con el hasta los liberales restauradores, pese a sus proezas y epopeyas para liberarnos del yugo español. El proyecto liberal democrático fracasó después de la guerra restauradora, porque la clase burguesa seguía siendo débil frente al poder terrateniente, contrario a lo que pasa hoy día porque son pocos los grandes propietarios de tierra que viven de la renta de esta.
La parte Este de la isla de Santo Domingo tenía la necesidad, por diferencias culturales, de formar un Estado nacional diferente al de Haití. Las condiciones de la base material con que las potencias coloniales mantuvieron el status colonial en ambos territorios provocaron tales diferencias y la formación de dos nacionalidades distintas. Ahora bien, los haitianos son nuestros hermanos y nuestros vecinos más cercanos con quienes debemos procurar la armonía en nuestras relaciones con ellos y la solidaridad. Un trabajador haitiano en territorio dominicano debe recibir el mismo salario que el trabajador dominicano por el mismo trabajo. Ahora bien, Canadá, Estados Unidos y Francia, pero sobre todo esta última que es la mayor responsable de la desgracia del pueblo haitiano, deben acudir en ayuda de Haití y no estar diciendo que los dominicanos somos racistas porque ellos lo son más que los dominicanos. Somos un país pobre, aunque Haití es más pobre, solidaridad y ayuda son necesarias, pero sobre todo la justicia con el trabajador haitiano, la clase burguesa sin embargo solo piensa en la ganancia y por eso por paga salarios más bajos a los trabajadores haitianos.
Ahora bien, dejemos de rebajar el rol de Duarte y endiosar a Santana, porque este no creía en el Estado liberal democrático que era lo más avanzado que para la época se podía aspirar. Ese hatero de Hincha, hoy territorio haitiano pero cuando nació Santana era territorio dominicano, vivía de la renta de la tierra de su hato del Prado. Perteneció a la clase de los terratenientes al casarse con una viuda, en la región Este del país. Fue Santana quien anexionó el país a España. Aunque el proyecto de Duarte se volviera inviable, porque los terratenientes hateros y cortadores de madera eran más poderosos que los intereses de los burgueses comerciales del tabaco, la pequeña burguesía y los intelectuales trinitarios, Duarte es el padre de la patria y el ideólogo de un Estado nación dominicano con un gobierno propio. Santana no traiciono a los hateros para ello le jugo sucio a los trinitarios que acordaron con él. Por tanto, si sus restos están en el Panteón Nacional deben ser sacados de allí.
Cuando Duarte concibe la idea de La Independencia y de un Estado liberal democrático, todavía los frutos de la expansión de la Revolución Industrial no se veían ni en Estados Unidos ni en Europa y el Estado moderno no se había afianzado en ese viejo continente, ya que ni las ciudades habían crecido tanto y ni el ferrocarril unía la costa del Este con la del Oeste de Estados Unidos, ni existía el canal de Suez y ni siquiera el sufragio universal para los hombres mayores de edad. Solo algunos elegían autoridades. Tampoco existía el derecho a la libre asociación.
En nuestro país no había carreteras y casi no había ningún tipo de asociación. La Trinitaria fue una sociedad secreta, en medio de la Ocupación Haitiana. Después de nacer el Estado, y durante mucho tiempo, aquí y en toda América Latina se mantuvo la modalidad del voto censitario. Unos pocos privilegiados eran los electores, grandes propietarios y otros por caudales de fortuna.
Por el poder factico, riqueza material y armas, se impusieron los hateros y enviaron a Duarte al exilio. Santana no tiene ni siquiera grandes méritos militares, porque no fue por combates que se convirtió en un caudillo militar si no por estratagemas contra las tropas haitianas y por su poder de hatero. Además para ser padre de la patria no tenía Duarte que ser un combatiente. En todo movimiento social grande lo político está por encima de lo militar y la violencia es un medio para alcanzar el fin, no es un fin en sí mismo.