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24 de abril 2024
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OpiniónJose Eduardo BogaertJose Eduardo Bogaert

Dos perspectivas sobre la inflación

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Las causas y consecuencias de la inflación han sido objeto por mucho tiempo del debate entre los estudiosos de los fenómenos económicos y las autoridades oficiales del área. En el análisis de los componentes generales de inflación se manifiestan dos corrientes fundamentales, conocidas como monetarista y estructuralista. Cada tendencia parte de concepciones y puntos de vista diferentes sobre las causas de la inflación.

Así, los estructuralistas ven la inflación como algo inevitable en economías que están tratando de crecer y se enfrentan ante un “cuello de botella” o cualquier variable social, económica y política que dificulte su expansión económica. En una economía abierta, como la nuestra, basada en servicios y dependiente del mercado interno, la inflación es considerada inevitable.

Los estructuralistas entienden que debe haber un cambio en la estructura social y económica para lograr un desarrollo sin intervención de mecanismos de precios, que operan en mercados extremadamente imperfectos y que se caracterizan por la inestabilidad de los factores de producción provocando escasez y desequilibrio.

Para robustecer sus conceptualizaciones, los seguidores de esta escuela del pensamiento económico, exponen como ejemplos de factores inflacionarios la oferta inelástica de bienes raíces, la falta de generadores no tradicionales de divisas, limitaciones del presupuesto gubernamental, la planeación urbanística, el aumento de la población y los problemas de la balanza de pagos.

Para los estructuralistas el aumento en la oferta monetaria es un factor que permite que la inflación se manifieste y se haga acumulativa, pero no es la única razón que la provoca. En cambio, para los monetaristas la inflación es originada por una política fiscal y monetaria expansionista. Identifican las causas de los procesos inflacionarios, entre otros factores, en la ocurrencia de déficits gubernamentales, expansión del crédito y emisiones monetarias inorgánicas.

Para los monetaristas, la tasa de inflación puede ser reducida mediante una política monetaria y fiscal dirigida a provocar una baja en la demanda excesiva de bienes y servicios. Entienden que el control de los aumentos de salarios debe corresponder al nivel de incremento de la producción. Las medidas restrictivas para los controles monetaristas son ocasionadas por variables administrativas adoptadas por las autoridades gubernamentales y no por problemas de carácter estructurales.

Para los monetaristas, la reducción en la oferta vía mecanismos flexibles (operaciones de mercado abierto) causaría una disminución en los precios y no afectaría la tasa de desempleo y la producción a largo plazo. Ninguna economía puede experimentar un crecimiento significativo si se encuentra sujetada a rígidos controles de precios.

Para la República Dominicana, como para cualquier otra nación con similares características, es importante comprender las posibles causas de inflación, así como sus efectos, ya que este es un mal que corroe nuestra economía y requiere en consecuencia, el concurso de todos para erradicarlo. Independientemente de la escuela o corriente bajo la cual nos cobijemos, debemos estar alertas para prevenir algunas prácticas económicas que son causantes innegables de la inflación.

Estructuralistas y monetaristas coinciden en identificar como actividades contrarias para el desarrollo saludable de una economía, los aumentos de la oferta monetaria desproporcionalmente con relación al Producto Interno Bruto, en los salarios sin el correspondiente incremento en la producción y en los déficits presupuestales gubernamental, entre otros factores.

POR JOSÉ EDUARDO BOGAERT H.

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