EL NUEVO DIARIO, OKLAHOMA. – El calvario de Andre Roberson se sigue alargando sin que se vislumbre la luz al final del túnel. El escolta de Oklahoma City Thunder (OKC), lesionado desde enero de 2018 por la rotura del tendón rotuliano, no acaba de recuperarse; tanto es así que su técnico, Billy Donovan, se muestra así de pesimista ante los medios respecto a un hipotético retorno: “No está ni cerca de jugar, así que no tengo ni idea de cuándo volverá”.
Lo único claro a estas alturas de temporada es que la recuperación no va bien. En agosto, poco antes de iniciarse la pretemporada, las informaciones señalaban que Roberson podría estar de vuelta para diciembre, algo que semanas después se volvería imposible tras recaer primero en octubre y posteriormente a finales de noviembre.
Haciendo una cuenta simple, se puede decir que la baja de Roberson se ha alargado por el momento un mes más de lo previsto. Ese dato no es grave. El problema real es que a mitad de enero su entrenador asegure que aún puede pasar bastante tiempo hasta que lo veamos jugar.
Porque OKC lo necesita. Aunque supieron sobreponerse a un dubitativo comienzo de temporada para ser en estos momentos terceros de la Conferencia Oeste, los Thunder son un equipo mucho más peligroso con Roberson en su rotación, ya que da ese plus de intensidad y defensa tan importante para cualquier aspirante a todo. ¿Regresará a las pistas antes de los playoffs? Seguramente, pero es muy probable que tras más de doce meses parado no alcance el ritmo que exige la postemporada.
