Hoy…día del maestro, quiero hacer honor y reconocer a una gran maestra.
Se trata de «la Teacher», Doña Mildred de Baltazar, quien nos enseñaba inglés en el colegio de las monjas.
Su sonrisa sigue estando en un espacio único de nuestros corazones.
Sus hijas, porque eso fuimos…la clase del 1977, del colegio Inmaculado Corazón de María en La Romana, la recordamos con mucho cariño.
Doña. Mildred siempre sonreía y de vez en cuando soltaba una carcajada ante cualquier travesura nuestra, que en secreto celebraba. Era de las pocas maestras laicas que teníamos en aquella época donde la mayoría de las profes eran monjas.
Ahora entiendo que intentaba que supiéramos que había más mundo que aquel en el que crecimos…no sólo enseñaba inglés, sino que nos hablaba de todo…hasta de las «maneras» de conducirse para una jovencita de ese tiempo.
Nos enseñó más con su ejemplo, con su caminar erguido, su porte y elegancia, exquisita educación, buen trato y respeto por cada una de nosotras que con todas las clases de inglés que nos dio.
Nunca olvidaré aquel día en que me habló junto a otra «inquieta» como yo…nos dijo…»sean siempre ustedes mismas…no permitan que nadie les apague su luz».
En tiempos donde la disciplina recia a veces coartaba la imaginación, eso que la teacher me dijo se quedó grabado en mi corazón…me dio el permiso de ser innovadora…atrevida y libre!
Ahora que lo pienso… sí…esa mujer extraordinaria marcó mi vida positivamente…ella de veras supo darnos raíces y alas.
Gracias Doña. Mildred por su amor y su guianza de esos días que aún permanecen en un rincón de mi corazón.
Dios le bendiga con buen salud y provisión en estos años de hilos de plata!
Por: Martha Butler de Lister